x Mario Hernández

 

Fragmentos de la entrevista con Renán Vega Cantor, historiador

¿Qué ha significado la pasada jornada nacional de movilización en Colombia, el martes 21, que ha contado con tu Universidad Pedagógica Nacional como uno de los espacios de encuentro?

Colombia es un país que no tiene una tradición de realizar movilizaciones y luchas significativas en los meses de diciembre y enero, es una tradición histórica de décadas, que se ha roto el año pasado y este, puesto que al final del año anterior hubo importantes movilizaciones hasta el 20 de diciembre y ahora ésta un mes después aunque no ha sido tan contundente y masiva como la del año anterior, sobre todo que la del 21 de noviembre y las posteriores. Pero sí es importante, teniendo en cuenta esta tradición, que no suelen haber movilizaciones en este momento del año, pero además hay que agregar el factor de miedo y represión sistemática que se viene dando en el país.

Hay un hecho que seguramente no se conoce fuera de las fronteras colombianas, y es el sistemático asesinato de lo que aquí se llaman líderes sociales, aquellas personas con algún compromiso en sus comunidades, barrios, juntas comunales o algún tipo de asociación. Es un genocidio el que estamos viviendo. En lo que ha corrido del año hay más asesinados que el número de días que han transcurrido. Se están realizando asesinatos diarios de una persona por lo menos en promedio. Es una política de miedo que por supuesto incide en los niveles de movilización.

Y el segundo elemento es la propaganda mediática generando terror y miedo, azuzando a que no se realice ningún tipo de movilización. Se difunden noticias diciendo que las protestas están financiadas por Rusia. Mike Pompeo ha reafirmado aquí en Bogotá denuncias que había hecho la Vicepresidenta del país. Lo cual afirma que seguimos viviendo en el ámbito de la Guerra Fría, como si el mundo no hubiera cambiado, para decir que no hay razones fundamentales para la movilización.[…]

Colombia está inscripta en esa misma lógica, que es la misma de Israel y Medio Oriente. Y aquí la clase dominante se enorgullece en decir que somos el Israel de Sudamérica. Colombia y Bogotá y el Estado colombiano es una punta de lanza del terrorismo de EEUU contra los pueblos latinoamericanos.

 

Javier Biosca Azcoiti

James E. Mitchell y John ‘Bruce’ Jessen declaran como testigos en el juicio contra los cinco principales acusados de llevar a cabo los atentados del 11 de septiembre. 18 años después de su trabajo para la CIA, Mitchell y Jessen declaran en Guantánamo como testigos por primera vez en un juicio abierto. Se trata de las audiencias previas en el juicio de los atentados del 11-S contra los cinco principales detenidos en este caso, todos ellos torturados. El principal acusado, Khalid Shaikh Mohammed (KSM), fue sometido a ahogamientos simulados 183 veces, algunas de esas directamente a manos de Mitchell.

Los dos psicólogos que diseñaron el programa de torturas de EEUU en el marco de la guerra contra el terrorismo fueron convocados por los abogados de la defensa, que quieren se invaliden las declaraciones de sus clientes porque se obtuvieron de forma ilegal. “Es muy importante porque estos dos psicólogos nunca han testificado en un tribunal abierto antes y lo van a hacer en condiciones adversas e interrogados por los abogados de la defensa”, señala Julia Hall, experta de Amnistía Internacional en terrorismo.

Hall sigue las sesiones desde ‘la galería’ del tribunal de Guantánamo, donde un triple cristal le separa de la sala principal y donde el sonido llega a través de un altavoz con 45 segundos de retraso para que en caso de que alguien revele información clasificada, las autoridades activen una alarma y no escuchen secretos que no deben.

Psicólogos militares

Antes de trabajar para la CIA, Jessen y Mitchell trabajaban como psicólogos e instructores en la escuela de Supervivencia, Evasión, Resistencia y Escape de la Fuerza Aérea de EEUU (SERE, por sus siglas en inglés). SERE se creó al final de la guerra de Corea con el fin de entrenar a sus soldados para soportar técnicas de abuso si caían prisioneros. Tras la guerra de Vietnam, el programa de entrenamiento extremo se expandió al resto del ejército.

En diciembre de 2001 escribieron un análisis sobre el ‘Manual de Manchester’ de Al Qaeda y lo enviaron a la cúpula de SERE. El manual enseña a los terroristas a mentir en los interrogatorios. El texto de los psicólogos circuló por las más altas esferas hasta que recibieron el encargo de la CIA de desarrollar un programa de ‘técnicas de interrogatorio reforzado’ para sacar información a los detenidos acusados de terrorismo.

Los psicólogos entonces invirtieron su dinámica de trabajo: de entrenar a soldados para soportar torturas, a diseñar torturas que puedan hacer cantar a los soldados enemigos. “Mitchell se sentó al teclado y juntos escribimos nuestra lista”, afirmó Jessen en un testimonio a puerta cerrada por una demanda civil interpuesta por tres personas que fueron torturadas.

Su trabajo se basó en la teoría de la “indefensión aprendida”, la cual sostiene que se puede romper la voluntad de los detenidos hasta convertirlos en pasivos y depresivos con acontecimientos incontrolables y adversos. En esa infame lista se incluía el ahogamiento simulado, encerrar al detenido en pequeños cubículos, privación de sueño, golpear al detenido contra la pared, etc.

Señala el informe del Senado de 2014 sobre el programa de torturas, “ningún psicólogo tenía experiencia como interrogador ni conocimientos especializados en Al Qaeda, en antiterrorismo ni ninguna experiencia cultural o lingüística relevante”. Aun así, los psicólogos adquirieron gran poder en el programa de interrogatorios.

Mitchell y Jessen llegaron a realizar personalmente algunos de esos interrogatorios sobre detenidos del más alto nivel. También analizaron si el estado psicológico de los detenidos permitía continuar aplicando su programa y evaluaron su efectividad.

Jessen y Mitchell recibían hasta 1.800 dólares al día por aplicar su programa, cuatro veces más que los interrogadores que no podían usar las ‘técnicas de interrogatorio reforzado’. En 2005, Jessen y Mitchell crearon la empresa ‘Jessen, Mitchell y Asociados’, constituida específicamente para continuar con el programa que ellos habían diseñado y que la CIA había decidido subcontratar. El valor del contrato entre la empresa de los psicólogos y la CIA superaba los 180 millones de dólares. Cuando se anuló el contrato en 2009, los contratistas habían recibido 81 millones. El contrato incluía una cobertura de hasta cinco millones de dólares para enfrentar los costos legales que pudieran surgir de posibles demandas contra los psicólogos por su trabajo.

Jessen ha mantenido un perfil bajo y no ha hecho declaraciones a medios de comunicación. Mitchell, sin embargo, se ha convertido en un asiduo comentarista de Fox News, defendiendo su trabajo y ha publicado un libro con sus memorias sobre el asunto (Interrogatorio reforzado: dentro de las mentes y las motivaciones de los terroristas islamistas que están intentando destruir América).

Es mucho más complicado que la narrativa que circula por ahí de que me presenté en la CIA, llamé a la puerta y dije: dejadme entrar, quiero torturar a gente y puedo enseñaros cómo”, afirmó Mitchell en entrevista con The Guardian para intentar desmentir las conclusiones del Senado.

Cuenta que aunque el informe destaca su falta de experiencia, ha pasado parte de su carrera estudiando la mentalidad de los terroristas cuando trabajaba como especialista en desactivación de bombas, después como negociador en secuestros y también en la escuela de supervivencia del ejército del aire. Mitchell señala que fue destinado al Mando de Operaciones Especiales del Ejército del Aire en Fort Bragg para “desarrollar un protocolo para evaluar perfiles de criminales de guerra y de gente que probablemente hiciera cosas con multitud de bajas”.

Mitchell insiste en que el programa de ‘interrogatorio reforzado’ funcionó, aunque el Senado no opinaba lo mismo. “Estoy seguro que hay gente que piensa que si EEUU reconoce que la coerción funcionó, hay una probabilidad mayor de que la gente use la coerción contra nuestra gente. En el cuento de hadas en el que viven, todo lo que tienes que hacer es darle a alguien un té y una galleta y todo irá bien”.

(Extracto de la primera parte del artículo)

Fernando Dorado /Rebelión

 

Hasta ahora en Colombia todas las luchas han sido sectoriales, o sea, cada sector lucha por aparte, por lo suyo y con reivindicaciones propias. Trabajadores, campesinos, indígenas, estudiantes, transportadores, camioneros, moto-taxistas, vendedores ambulantes, etc., etc. Cada uno por aparte. A veces nos juntamos pero no tenemos una propuesta común. Es por ello que el Comité de Paro tiene un pliego de 104 puntos. Esa es nuestra mayor debilidad.

Ahora apareció un sector social que no está exigiendo ninguna reivindicación en particular. Son los profesionales precariados (“clases medias”) que hoy en Colombia están siendo liderados por artistas, y le dieron al Paro Nacional un carácter efectivamente político. Sus propuestas están relacionadas con la consolidación de la paz, la lucha contra la desigualdad e injusticia, la protección del medio ambiente y la construcción de verdadera democracia. 

Su condición de precariedad laboral (sean asalariados o “emprendedores”) les impide que puedan organizarse por aparte en sindicatos u otras formas de organización, o sea, no tienen posibilidad de “negociar” colectivamente con sus empleadores o sus clientes, y, por ello, tienen que enfrentar directamente a los gobiernos y regímenes políticos, y poco a poco, empiezan a entender que el problema es todo el sistema (capitalista).

Para retomar y reactivar el Paro Nacional en las primeras semanas del año entrante (2020), es necesario que los otros sectores sociales que han luchado a lo largo de 100 años en forma sectorial, aprendan de la práctica de los jóvenes precariados, se unifiquen de una nueva manera y transformen la dinámica actual que adelanta el Comité de Paro.

El objetivo es darle continuidad del proceso de paz, enfrentar con seriedad e integralidad el problema del narcotráfico, lo que implica abordar el tema del modelo productivo dependiente de la producción y exportación de materias primas (incluida la cocaína y marihuana), la protección y explotación racional de nuestros recursos naturales renovables y no-renovables, y el fortalecimiento de la participación ciudadana en la resolución de los problemas, lo que implica transformar el sistema político.

Y para hacerlo, el Paro y la movilización debe mantenerse pero tiene que inventar y generar – sobre la marcha– nuevas formas de organización popular y ciudadana, que promueva en medio de la lucha el diálogo entre nosotros mismos, ampliar y fortalecer la participación de otros sectores sociales que hasta ahora no se han movilizado, y mantener la presión no solo sobre el gobierno sino sobre toda la sociedad, el Estado en su conjunto, la academia, los medios de comunicación, los partidos políticos, la iglesia, etc.

Creo que no debe haber afán de negociar con el gobierno. Duque no tiene nada que ofrecer, es un simple mandadero sin capacidad de negociación. Y además, el movimiento de protesta todavía tiene que explorar nuevas y creativas formas de ampliarse y de fortalecerse. Hay que superar la visión reivindicativa y sectorial. El ejemplo de Chile nos muestra el camino. Si nos lo proponemos lo lograremos.

A más de 70 días del inicio del estallido social, queremos iniciar este 2020 con 5 preguntas y respuestas sobre cómo continuar y profundizar esta revolución.

¿Por qué aun no cae Piñera?

María Ventura, dirigente nacional del Movimiento Internacional de Trabajadores: Sebastián Piñera es parte de esas ocho familias que han saqueado al país, si cae Piñera, caen esas otras ocho familias estarán cuestionadas. Todos los partidos del régimen, incluyendo al frente amplio y al partido comunista se esfuerzan por mantener a Sebastián Piñera en el gobierno.

Además, las direcciones sindicales no han organizado las bases para tener una verdadera huelga general. Si bien los portuarios y los Piñeros han realizado movilizaciones no hemos logrado tener una verdadera huelga general. Debemos discutir en todas las asambleas populares la preparación de un plan de lucha para llegar a una verdadera huelga general indefinida, ello lo podremos lograr constituyendo comités de lucha en cada asamblea popular, en cada población y en cada barrio.

Convocamos a la mesa de unidad social, que se sume a este llamado. ¡Que trabaje para ello!

Juntos debemos hacer un llamado a la tropa, a la base de fuerzas armadas y de carabineros que rompan con su oficialidad, que se sumen a este lado, que vengan a luchar con el pueblo.

¿Cómo nos defendemos de la represión?

Christian Berrios, dirigente juvenil del MIT: En tanto la lucha crece, la represión también, por eso es fundamental que auto organizarnos para poder defendernos. En estos meses, la Primera Línea ha jugado un papel fundamental enfrentando la represión del gobierno, permitiendo que cientos de miles podamos manifestarnos. Pero debemos avanzar más.

Es fundamental que las bases de las fuerzas represivas se unan y luchen junto al pueblo, que defiendan a las clases de las que vienen, contra los de arriba, quienes han saqueado al país condenando a la miseria y a la muerte a millones.

Si cae Piñera, luego ¿qué sigue?

María Ventura: Luego de sacar a Piñera debemos comenzar a recuperar lo que esas 8 familias nos han robado. Si recuperamos lo que nos han robado esas 8 familias, podemos garantizar 7 años de educación gratuita en todos los niveles y además podemos garantizar 90 millones de sueldos mínimos. El pueblo organizado puede y debe recuperar los recursos naturales y los dineros de la AFP y, expropiando, nacionalizando y administrando bajo el control obrero organizar nuevamente la economía del país.

¿Qué asamblea constituyente necesitamos?

Christian Berrios: El acuerdo entre el gobierno y la oposición fue firmado a espaldas de todos los que estamos en las calles. Este es un intento para controlar el proceso, manteniendo el gobierno de Piñera y desviando nuestra fuerza hacia una convención que será controlada por los partidos que representan los intereses de los de arriba y no es una asamblea constituyente. Al mismo tiempo, se intensifica la represión, se persigue y se encarcela a los luchadores que han estado en las calles desde el día uno de la revolución.

Una verdadera asamblea libre y soberana debe ser convocada y controlada por los explotados y oprimidos, sin Piñera y sin el parlamento, que deben pagar por los crímenes contra los derechos humanos. Debe tener mecanismos de elección de delegados y delegadas, que sean propuestos desde las y los trabajadores del pueblo pobre, con libertad partidaria para su elección, sin financiamiento de empresas y sin binominal.

¿Cómo garantizar nuestras conquistas?

María Ventura: Hemos logrado ganar el derecho a la protesta. Hemos recuperado la plaza dignidad y todas las plazas de Chile, a pesar del tremendo despliegue represivo que ha desplegado el gobierno.

Christian Berrios: Las conquistas presentes y futuras, debemos defenderlas del gobierno y los empresarios y, para garantizar la riqueza para el pueblo, una asamblea verdaderamente libre y ciudadana y poner todas las instituciones al servicio del pueblo, solo será posible si los trabajadores y trabajadoras asumen el gobierno. La revolución que hoy estamos en Chile, es parte de un profundo despertar de millones trabajadores en América y el mundo y aunque logremos que sea el pueblo trabajador quien gobierne, nuestro triunfo dependerá de la expansión de la revolución a otros países.

María Ventura: Por eso, no sólo defendemos la necesidad de construir una organización revolucionaria en Chile, para que los trabajadores puedan conquistar el poder, sino que además impulsamos esto mismo en todos los países, construyendo juntos una organización internacional de lucha, de combate por el socialismo y por la clase obrera en el poder.

Estos son los desafíos para el 2020, si les interesan nuestras propuestas los invitamos a discutir con nosotros. Comencemos enero del 2020 dando un gran impulso a la revolución chilena.

¡Vamos con un 2020 con todo! sino ¿pa’ qué?

*(Transcripción a un video del MIT chileno)

Por Víctor de Currea-Lugo

 

El asesinato de Dilan no fue un acto aislado sino la sumatoria de unas órdenes, de una forma de operar, de un armamento y de una munición de dotación, y de un entrenamiento. Dilan se convirtió en un símbolo del orden nacional. La serie de excusas dadas por el Gobierno recuerdan la lógica perversa para explicar la muerte de Dimas Torres y de Flower Trompeta, asesinados por las Fuerzas Armadas.

En las calles, luego de la agresión a Dilan, el desmonte del Escuadrón Móvil Antidisturbios de la policía colombiana (el Esmad) se volvió una reivindicación constante y uno de los mayores reclamos de las manifestaciones a lo largo y ancho del país.

A pesar de lo que expresan las marchas, la cero autocrítica por parte de las autoridades de policía y del Gobierno, envió un mensaje de absoluta complacencia con la forma en que se produjo el crimen. Días después de la muerte de Dilan, se registraron varias manifestaciones sin presencia del Esmad y cuyo desarrollo fue absolutamente pacífico. Pero en varias en las que, finalmente, hizo presencia ese cuerpo policial terminaron en violencia.

Los que hemos asistido a las marchas hemos sido testigos de la connivencia entre alguno de los encapuchados y la policía. Así mismo hemos visto el nivel de provocación de la policía frente a marchas pacíficas. Ya lo hacen con la tranquilidad de saber que, si hay otro Dilan, contarán con el apoyo de las autoridades.

Con esa lógica, el 10 de diciembre en la noche, en Bogotá (día de los derechos humanos), fue detenida una estudiante por parte del Esmad e introducida en un carro particular, sin que le leyeran los derechos, ni se le explicara la causa de su detención. Gracias a una pareja de valientes conductores, que siguieron el carro, lograron finalmente que la muchacha fuera liberada. El vídeo, que ya rueda en las redes sociales, recuerda las escenas vividas en las dictaduras del Cono Sur contra los estudiantes.

Así como la actuación contra Dilan no fue hecho aislado, este secuestro en el que participaron varios uniformados y personas de civil con un carro particular, no es tampoco la ocurrencia espontánea de algunas manzanas podridas. Es el reflejo de una política de Estado. Sería bueno que las personas que todavía dudan de la necesidad del desmonte del Esmad se pronunciarán sobre una realidad palpable cómo esta.

Sin duda en Colombia hay héroes: las personas que siguieron el carro del secuestro y que lograron la liberación de la muchacha. Sin las redes sociales y sin la solidaridad ciudadana es posible que estuviéramos ante una desaparición forzada, figura prohibida en la Constitución Política de Colombia (lo que ya de por sí es una vergüenza).

Ya no puede ser más personal la agresión del Esmad, esta vez a una mujer joven, que representa precisamente a las personas que mayoritariamente protestan hoy en Colombia. Por eso, urge que el ministro de Defensa comparezca ante el Congreso para rendir cuentas.

Lo que hay detrás de todo esto sigue siendo la doctrina militar; la misma doctrina que permitió el bombardeo de niños en Caquetá, la misma doctrina que ha justificado la teoría del enemigo interno contra los líderes sociales y la lógica perversa de ver terrorismo detrás de cada protesta ciudadana. Esa acción viola incluso los acuerdos de La Habana, pues en su punto 2.2.2. se firmó dar unas “garantías para la movilización y la protesta pacífica”.

Ante semejante secuestro en cámara, que no me contesten diciendo que los policías también tienen familia porque eso, más que absolverlos, los condena. Como dicen muchos memes: se metieron con la generación equivocada, no sólo porque tengan cámaras desde sus celulares y se arriesgan persiguiendo a los secuestradores, sino sobre todo porque es una generación que ha perdido el miedo.

(Tercera parte y final)

Finaliza la entrevista a Luis Vargas, representante venezolano de la Juventud obrera cristiana internacional. Un agregadode la misma referido a la milicia popular bolivariana lo publicamos en la revista Comunera 47, enero-febrero de 2020.

La estrategia del enemigo de los pueblos incluye la contrainsurgencia, la guerra, la infiltración, la división e incluso la ideología, ¿en Venezuela cómo se viven estos procesos desde el pueblo?

Luis: Lamentablemente la construcción de una estrategia contra hegemónica o de sobrevivencia no existe ni se está construyendo desde los movimientos sociales, hubo una construcción de la estrategia entre 2006 y 2013 a cargo del comandante Chávez, fue el Plan de la Patria, aunque fue el planteamiento inicial de Chávez, fue un planteamiento que la gente discutió y garantizó, es la cristalización del plan estratégico de cambio real y concreto de la sociedad venezolana de cambio real de la sociedad venezolana.

Luego se le salió el pie del timón: es esa disertación que hizo Chávez con los ministros sobre la gestión pública y la transformación de la gestión pública en una gestión revolucionaria. Pero hoy eso cae en saco roto porque, primero, el gobierno (la toma) de una manera muy discursiva sin desarrollo práctico y, segundo, va cambiando cosas muy importantes, por ejemplo: en 2017 hubo un debate porque unos sectores del partido del gobierno colocaron un elemento del “empresariado revolucionario” y dice “se puede avanzar al socialismo con libre mercado”, estos son sectores fuertes ahora en el gobierno, sectores que capitanea Alejandro Cabello y otro alcalde de Valencia, quienes son gente de los empresarios.

Entonces no hay una respuesta estratégica del campo popular, han estado en construcción las estrategias, pero ese proceso paró por la crisis, y los movimientos se lo han dejado fundamentalmente al Estado.

El gobierno tiene la cabeza de la reconstrucción de Venezuela, hay esfuerzos, pero son muy dispersos de esos movimientos sociales y nada han modificado. En épocas como en 2012, 2011, 2010 había una concentración del campo popular de consenso frente a 100 o más elementos, había un consenso del campo comunitario, campo obrero, campo campesino, ahora esa realidad está un poco resquebrajada, pero yo siento que está en suspensión, yo siento que no hay una última palabra en ese nivel.

Pienso que el movimiento popular venezolano se está readaptando a las nuevas situaciones históricas. Veo que el regreso del movimiento popular revolucionario a partir de la crisis va a ser un regreso con mucha fuerza, porque se está repensando en unas situación que es de crisis de guerra y cuando el movimiento logre encontrar las claves de esto, que creo será a lo mucho unos 5 o 7 años, el movimiento va a dar una respuesta importante en Venezuela.

Juraima Almeida/

 

 

Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico.

 

 

 

Más de 2.000 mujeres en Haití, muchas menores, sufrieron abusos sexuales por parte de las fuerzas de paz desplegadas por las Naciones Unidas (Minustah) desde 2004 hasta 2017, según un estudio realizado de Sabine Lee y Susan Bartels, de la Universidad de Birmingham.

El mismo determinó que cientos de mujeres y niñas haitianas que vivían en las cercanías de las bases de la ONU fueron abusadas sexualmente. La investigación, publicada en el medio académico The Conversation, se basó en 2.500 entrevistas a mujeres de Haití a las que se les preguntó cómo es ser una mujer o niña que vive en una comunidad que acoge una misión de paz.

La prensa brasileña señaló que, comandados por general Augusto Heleno, militares brasileños abandonaron más de 200 hijos en Haití.

Según los testimonios, los militares y otros funcionarios de las Naciones Unidas encargados de restablecer la paz en la zona mantuvieron encuentros sexuales incluso con niñas de 11 años, aprovechándose de la pobreza y miseria que provocan los años de guerra civil y las catástrofes meteorológicas.

Por esos abusos, muchas de las mujeres han concebido niños ahora conocidos como los ‘Petit Minustah’, por las siglas de la misión de paz de la ONU en Haití. Se habla de cerca de un centenar de niños concebidos tras las violaciones. El informe indica que, en el 28,3 % de las 265 historias de embarazos producidas por cascos azules hubo personal uruguayo y en el 21,9 % personal brasilero. Un 10 % de los entrevistaos menciona la existencia de niños concebidos después de los encuentros sexuales, mientras otros tantos hablan de que algunos funcionarios de la delegación de la ONU “ponían monedas en las manos de las niñas” o les daban comida a cambio de estos favores.

Un portavoz de las Naciones Unidas asegura que la organización toma en serio estos problemas y reconocen que al menos hay 29 víctimas y 32 niños nacidos de estos abusos sexuales. Dice que la ONU está “activamente involucrada” y garantiza que los pequeños y sus madres reciben la manutención y cuidados adecuados.

El estudio recogió unas 2.000 entrevistas a personas que residían cerca de las bases militares que la ONU asentó en la isla desde 2004 y denuncia que la política de actuación de la ONU es “ineficaz”, pues esa organización no puede procesar a sus trabajadores por los atropellos cometidos durante el cumplimiento de sus labores en el extranjero.

El entrenamiento debe ir más allá, no puede ser que vengan a un sitio, violen a una mujer y se vayan”, ha denunciado Lee, para quien la ONU debería plantear medidas disciplinarias más duras contra aquellos soldados y mandos que lleven a cabo este tipo de abusos y conductas sexuales.

Niñas embarazadas por militares brasileños y uruguayos

Entre los casos más dramáticos se registraron niñas de 11 años embarazadas. “Te daban unas monedas y a cambio te metían un bebé”, dice uno de los testimonios. 265 de estas mujeres hablaron sobre situaciones de abusos. Se especifica que los violadores, eran “cascos azules” que provenían de 13 países, y en su mayoría correspondían a brasileños y uruguayos.

Los militares ofrecían comida a cambio de tener relaciones sexuales y los miembros de las misiones de paz involucrados sólo eran sancionados con ser devueltos a su país de origen, sin mayor condena.

Cuando aún resonaban los ecos de la denuncia por la violación del joven haitiano Johny Jean a manos de cinco soldados uruguayos en 2011, la ONU denunció la «mala conducta» de efectivos uruguayos en la ciudad dominicana de Dajabón, acusados de violar a mujeres, entre ellas menores de edad. Hay tres investigaciones abiertas a partir de una denuncia de la ONU en 2012 ante la cancillería uruguaya.

Ante esto el ministro de Exteriores haitiano, Bocchit Edmond, exigió justicia para las casi 2.000 mujeres y niñas afectadas durante las misiones de paz de la ONU entre 2004 y 2017.

Los “haitianos” en el gobierno de Bolsonaro

Los fantasmas de la masacre de Haití persiguen a los generales del Gobierno de Jair Bolsonaro, la “clase haitiana” ocupa posiciones estratégicas en Brasilia, lo que difícultail cualquier sanción a los violadores.

El 6 de julio de 2005, las tropas de la Misión de Estabilización de la ONU en Haití (Minustah), lideradas por el general brasileño Augusto Heleno, llevaron a cabo una operación de «pacificación» en Cité Soleil, el barrio marginal más grande de la capital haitiana, Puerto Príncipe.

Unos 300 hombres fuertemente armados, comandados por Heleno, irrumpieron en el vecindario y mataron a 63 personas, dejando a otras 30 heridas. Hoy Heleno es el primer ministro de la Oficina de Seguridad Institucional jefe de la inteligencia del Gobierno de Jair Bolsonaro.

Además de los generales Floriano Peixoto (Secretario General de la Presidencia) y Augusto Heleno, otros tres ministros estaban en Haití: los generales Ferando Azevedo da Silva (ministro de Defensa) y Carlos Alberto dos Santos Cruz (Secretaría de Gobierno), además del capitán Tarcisio Gomes de Freitas (Infraestructura).

Otras cuatro secretarías estratégicas están en manos de la “clase haitiana”: el coronel José Arnon dos Santos Guerra y Freibergue Rubem no Nascimento, en el Ministerio de Justicia, el general Edson Leal Pujol, en Defensa, y el portavoz de la Presidencia general Otávio Santana do Rêgo Barros, además del general Ajax Porto Pinheiro asesor del presidente del Tribunal Supremo Federal, Dias Toffoli. (Resumen)