Juraima Almeida/

 

 

Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico.

 

 

 

Más de 2.000 mujeres en Haití, muchas menores, sufrieron abusos sexuales por parte de las fuerzas de paz desplegadas por las Naciones Unidas (Minustah) desde 2004 hasta 2017, según un estudio realizado de Sabine Lee y Susan Bartels, de la Universidad de Birmingham.

El mismo determinó que cientos de mujeres y niñas haitianas que vivían en las cercanías de las bases de la ONU fueron abusadas sexualmente. La investigación, publicada en el medio académico The Conversation, se basó en 2.500 entrevistas a mujeres de Haití a las que se les preguntó cómo es ser una mujer o niña que vive en una comunidad que acoge una misión de paz.

La prensa brasileña señaló que, comandados por general Augusto Heleno, militares brasileños abandonaron más de 200 hijos en Haití.

Según los testimonios, los militares y otros funcionarios de las Naciones Unidas encargados de restablecer la paz en la zona mantuvieron encuentros sexuales incluso con niñas de 11 años, aprovechándose de la pobreza y miseria que provocan los años de guerra civil y las catástrofes meteorológicas.

Por esos abusos, muchas de las mujeres han concebido niños ahora conocidos como los ‘Petit Minustah’, por las siglas de la misión de paz de la ONU en Haití. Se habla de cerca de un centenar de niños concebidos tras las violaciones. El informe indica que, en el 28,3 % de las 265 historias de embarazos producidas por cascos azules hubo personal uruguayo y en el 21,9 % personal brasilero. Un 10 % de los entrevistaos menciona la existencia de niños concebidos después de los encuentros sexuales, mientras otros tantos hablan de que algunos funcionarios de la delegación de la ONU “ponían monedas en las manos de las niñas” o les daban comida a cambio de estos favores.

Un portavoz de las Naciones Unidas asegura que la organización toma en serio estos problemas y reconocen que al menos hay 29 víctimas y 32 niños nacidos de estos abusos sexuales. Dice que la ONU está “activamente involucrada” y garantiza que los pequeños y sus madres reciben la manutención y cuidados adecuados.

El estudio recogió unas 2.000 entrevistas a personas que residían cerca de las bases militares que la ONU asentó en la isla desde 2004 y denuncia que la política de actuación de la ONU es “ineficaz”, pues esa organización no puede procesar a sus trabajadores por los atropellos cometidos durante el cumplimiento de sus labores en el extranjero.

El entrenamiento debe ir más allá, no puede ser que vengan a un sitio, violen a una mujer y se vayan”, ha denunciado Lee, para quien la ONU debería plantear medidas disciplinarias más duras contra aquellos soldados y mandos que lleven a cabo este tipo de abusos y conductas sexuales.

Niñas embarazadas por militares brasileños y uruguayos

Entre los casos más dramáticos se registraron niñas de 11 años embarazadas. “Te daban unas monedas y a cambio te metían un bebé”, dice uno de los testimonios. 265 de estas mujeres hablaron sobre situaciones de abusos. Se especifica que los violadores, eran “cascos azules” que provenían de 13 países, y en su mayoría correspondían a brasileños y uruguayos.

Los militares ofrecían comida a cambio de tener relaciones sexuales y los miembros de las misiones de paz involucrados sólo eran sancionados con ser devueltos a su país de origen, sin mayor condena.

Cuando aún resonaban los ecos de la denuncia por la violación del joven haitiano Johny Jean a manos de cinco soldados uruguayos en 2011, la ONU denunció la «mala conducta» de efectivos uruguayos en la ciudad dominicana de Dajabón, acusados de violar a mujeres, entre ellas menores de edad. Hay tres investigaciones abiertas a partir de una denuncia de la ONU en 2012 ante la cancillería uruguaya.

Ante esto el ministro de Exteriores haitiano, Bocchit Edmond, exigió justicia para las casi 2.000 mujeres y niñas afectadas durante las misiones de paz de la ONU entre 2004 y 2017.

Los “haitianos” en el gobierno de Bolsonaro

Los fantasmas de la masacre de Haití persiguen a los generales del Gobierno de Jair Bolsonaro, la “clase haitiana” ocupa posiciones estratégicas en Brasilia, lo que difícultail cualquier sanción a los violadores.

El 6 de julio de 2005, las tropas de la Misión de Estabilización de la ONU en Haití (Minustah), lideradas por el general brasileño Augusto Heleno, llevaron a cabo una operación de «pacificación» en Cité Soleil, el barrio marginal más grande de la capital haitiana, Puerto Príncipe.

Unos 300 hombres fuertemente armados, comandados por Heleno, irrumpieron en el vecindario y mataron a 63 personas, dejando a otras 30 heridas. Hoy Heleno es el primer ministro de la Oficina de Seguridad Institucional jefe de la inteligencia del Gobierno de Jair Bolsonaro.

Además de los generales Floriano Peixoto (Secretario General de la Presidencia) y Augusto Heleno, otros tres ministros estaban en Haití: los generales Ferando Azevedo da Silva (ministro de Defensa) y Carlos Alberto dos Santos Cruz (Secretaría de Gobierno), además del capitán Tarcisio Gomes de Freitas (Infraestructura).

Otras cuatro secretarías estratégicas están en manos de la “clase haitiana”: el coronel José Arnon dos Santos Guerra y Freibergue Rubem no Nascimento, en el Ministerio de Justicia, el general Edson Leal Pujol, en Defensa, y el portavoz de la Presidencia general Otávio Santana do Rêgo Barros, además del general Ajax Porto Pinheiro asesor del presidente del Tribunal Supremo Federal, Dias Toffoli. (Resumen)