El levantamiento mundial de las mujeres contra el machismo y el patriarcado capitalista tiene un nuevo capítulo el 8 y 9 de marzo: con las consignas “el nueve nadie se mueve” y “un día sin nosotras”, se autoconvocan para hacer un Paro nacional el 9 de marzo, en protesta por los feminicidios y la violencia de género en el país.

 

Por las compañeras caídas en la lucha.

Por las que desde el Kurdistán a la Patagonia sueñan

y trabajan para construir un mundo nuevo.”

 

 

[…] Este sistema maldito, criminaliza y reprime a la mujer que reclama justica para su hija víctima de un feminicidio, a la mamá que buscan al hijo o hija migrante desaparecida en territorio mexicano, o bien la joven que defiende el territorio contra los megaproyectos depredadores, a la maestra que rechaza un proyecto educativo excluyente, o las que en su ámbito laboral o estudiantil denuncian el acoso, el maltrato y el abuso sexual, la que no está en casa cumpliendo el rol que el sistema dice que debe asumir, la mamá del normalista que no claudica y resiste ante la campaña de linchamiento mediático

[...] La historia de la humanidad ha transcurrido azarosamente a lo largo de los siglos desde que los monos proto humanos se bajaron de los árboles y la locomoción bípeda liberó las manos para la realización de las tareas y al mismo tiempo qué, al acercar la comida a la boca, fue liberando al cerebro de los poderosos músculos que lo aprisionaban, músculos encargados de dar la fuerza necesaria al hocico prominente. Así el andar erguido, el ser bípedo y sus consecuencias sobre la evolución de la cabeza, así como el pulgar oponible en las manos liberadas y su aptitud para sostener el palo, el hueso o la piedra que devendrían herramientas marcaron el inicio de un proceso de humanización que soportado por el pilar de la palabra, del verbo y la comunicación con el otro, con los otros, permitió superar las debilidades congénitas. Pero la “humanización” aún está muy lejos de su plenitud.

La plenitud de los seres humanos sólo podrá alcanzarse cuando las taras que los han acompañado a lo largo de la historia sean verdaderamente superadas. La verdadera humanización llegará cuando se reconozca cabalmente que el otro es diferente de mí y de los otros, pero que en esa diferencia de cada uno con todos, con los demás, radica la igualdad la identidad: todos somos iguales porque individualmente somos distintos y en esa distinción radica la igualdad.

Pero luego de tantos y tanto siglos de hominización, de civilización, el proceso de humanización se ha estancado: no se podrá ser plenamente humanos mientras subsista la explotación de unos por otros, mientras existan seres humanos de primera, de segunda y de tercera y, sobre todo, mientras siga existiendo la discriminación. Discriminar, sin lugar a dudas, es el rechazo a la igualdad, el rechazo por la diferencia basado en la autoafirmación de un “yo” superior al “otro”.

Esta cuestión cobra una importancia capital en la relación hombre-mujer, de tal suerte que, “casualmente”, primero aparece el “hombre” y luego la “mujer”. Esta relación se reproduce en el lenguaje, cargado de significados, el hombre es todo el género humano y en el plural desaparece el género femenino y prevalece el masculino.

La diferencia sexual que en los albores de la civilización dio origen a la primera división del trabajo, a las mujeres les fue encomendado el cuidado de las crías y el mantenimiento del fuego, mientras que los hombres cazadores se hicieron proveedores y dueños de armas y herramientas, vino a darle sustento “social” al “segundo sexo”, (al patriarcado). Y así hasta nuestros días, las compañeras son responsabilizadas de las tareas domésticas, se dice: “las labores propias de su sexo”, lo que significa doble carga de trabajo.

Algunos varones dicen que “ayudan” pero las tareas domésticas no se distribuyen equitativamente en la pareja.

Cómo se puede construir un mundo nuevo sí en términos estrictos y en el seno mismo de nuestros hogares más de la mitad de la población humana vive y padece cotidianamente la discriminación (y la violencia). La lucha por la igualdad y su conquista es un imperativo para la emancipación.

Alda Fazio, estudiosa de la teoría del derecho escribe:

Argumentar que la igualdad no es necesaria entre mujeres y hombres es no ver que es precisamente la falta de igualdad entre hombres y mujeres la que mata a millones de mujeres al año: porque las mujeres no tenemos igual poder dentro de nuestras parejas, miles somos asesinadas por nuestros compañeros; porque las mujeres no somos igualmente valoradas por nuestros padres, miles somos asesinadas al nacer; porque las mujeres no tenemos el mismo poder que los hombres dentro de las estructuras políticas, médicas y religiosos, morimos de desnutrición, en abortos clandestinos o prácticas culturales como la mutilación genital y las cirugías estéticas y obstétricas innecesarias. La desigualdad entre hombres y mujeres mata. La desigualdad viola el derecho básico a la vida y por ende, el derecho a la igualdad brota de la necesidad que sentimos todas las personas de mantenernos con vida.

El mundo nuevo comienza en nosotrxs mismos.

*Redición del artículo de PP (Uriel Aréchiga, 1936-2017) en El Zenzontle 134, marzo de 2015.

 

 

 

 

 

Ahora que los megaproyectos adquieren otro estatus, pues el apellido de neoliberales parece haber quedado sin efecto, algunos comunicadores hablan de una etapa pos-neoliberal, evadiendo las formas en que estos proyectos de muerte despojan, desplazan, contaminan, explotan y desarticulan el tejido social en donde llegan a mal sentar sus reales.

El proyecto de nación aparenta dividirse entre una visión liberal (sin quedar muy claro en qué se distingue de su oposición) y una conservadora retraída por los recientes escándalos sobre narcopolítica y corrupción. Pero en poco o nada se distinguen ambas visiones, pues se alimentan de la misma matriz civilizatoria occidental y capitalista que oprime a los pueblos.

Hace algunos años Noam Chomsky señalaba que en Estados Unidos había ya sólo un partido: el del dinero, con dos alas: la democrática y la republicana; y al parecer el discurso oficial pretende hacernos creer que el liberalismo es casi lo mismo que ser revolucionario, pero la historia mexicana cuenta con algunos hitos en los que el liberalismo resultó ser igual o peor que el más retrógrada de los gobernantes conservadores en términos de soberanía territorial y respeto a los derechos de los pueblos originarios.

El autonombrado liberalismo que se ufana de abrir canales a la sociedad con medios como La Octava, en radio y televisión, es el mismo que tiene las manos manchadas con la sangre de comunicadores y promotores culturales populares como Samir Flores, Josué Bernardo Marcial (Tío Bad), así como 18 asesinatos de ambientalistas y defensores de los derechos indígenas, muchos de ellos pertenecientes al Congreso Nacional Indígena (CNI) organización que desde su fundación se ha propuesto construir caminos diferentes a los del capitalismo.

El liberalismo actual, que por debajo de la mesa opera con grupos evangelistas ultraconservadores como los del ex partido encuentro social y las iglesias fundamentalistas que componen CONFRATERNICE, se diluye en puros discursos pues sus acciones van más encaminadas a consolidar el paso de una relación fortísima entre Iglesias y Estado. Y los conservadores, aquellos que en su desbandada electorera se refugian en Morena y otros partidos “más cercanos al centro” (como si en la producción económica de la vida y en la lucha de clases existiera tal lugar) se agazapan a que pase el temporal morenista.

¿En qué podrían diferenciarse conservadores y liberales? ¿En su estilo de hacer política? ¿En su visión del mundo? Tal parece que todo lo anterior queda desdibujado a la hora de alinear las fuerzas productivas para optimizar las ganancias de los patrones. La tan comentada economía moral queda reducida a palabrería cuando los pueblos quedan despojados de su territorio y bienes naturales frente a las trasnacionales, que militarizan y paramilitarizan la vida social de estas comunidades; así mismo cuando las y los trabajadores padecen desempleo o se les coloca en la informalidad y la precaria condición de subcontratados (outsorcing); pero todo queda en el silencio cuando el presidente, ante cualquier señalamiento sobre el desarrollo de los megaproyectos o de los recortes de personal, dice tener otros datos.

Todo despojo que los conservadores imponen a sangre y fuego, los liberales lo financian con mecanismos en apariencia democráticos, quedando fuera los excluidos de siempre: pueblos, barrios, colonias, trabajadores, jubilados, mujeres, migrantes… los pobres, en resumen. Y la fórmula que ostentan es la de siempre: el progreso que dicen que estos proyectos traerán a la población. Un progreso que beneficia a los muy pocos de arriba y condena a los muchos de abajo, trayendo consigo la devastación ecológica, la desarticulación económica de las comunidades y el rompimiento de su tejido solidario.

Frente a la mutación constante entre unos y otros, el ciudadano de a pie mira incrédulo cómo conservadores y liberales son uno mismo; y es que los dueños del país, los que lanzan la moneda al aire para que en la siguiente elección el votante elija águila liberal o sol conservador. Mirar con más desconfianza esta moneda falsa, gastada y ver quienes abajo avanzan en otras formas de organizarse para hacer vida en colectivo. La democracia verdadera tiene más colores que los partidistas, otros lugares y tiempos que van más allá de los centímetros cuadrados de las urnas cada tres o seis años y otros trabajos que nutren el tejido colectivo. Este año nos viene a descubrir otros, con la paciencia colmada, la dignidad intacta y la voluntad crecida.

Oscar Ochoa

 

Albert Einstein solía decir que la imaginación era más importante que la inteligencia, y esta breve frase atribuida al padre de la Teoría de la Relatividad, encierra un gran campo, casi intacto, de tentativas y análisis sociales y políticos. La imaginación llevada al campo político remitiría a esa frase tan provocadora y poco comprendida del ’68: “la imaginación al poder”.

En tiempos en que parece haberse acabado la imaginación de los políticos que no hacen sino repetir discursos manidos y cambiar de camiseta como lo hacen de corbata, la imaginación popular se percibe como un mar insospechado de posibilidades que no podría agotarse en unas cuantas líneas.

Pero el llamado principal de este escrito es el de sentar las bases posibles para un diálogo entre imaginantes, es decir, un diálogo (un debate entre lógicas distintas) que aproxime a los que todavía tenemos aspiraciones genuinas para un cambio profundo y radical del sistema económico, social, político y cultural de este país. Esto es, una transformación entre las formas de la sociablidad, de las formas de hacer comunidad, lejos de la racionalización moderno-capitalista.

La imaginación política nos permitiría (como lo hacen ya decenas de comunidades, barrios y colectivas) pensar en una forma distinta de elegir gobernantes, o incluso de no tener gobernantes, dejando la fórmula fallida de los partidos políticos ajenos y contrarios al pueblo; esta misma imaginación nos permitiría pensar en otra forma de relacionarnos con los otros y con la tierra, para trabajar y obtener los frutos de ese trabajo, vinculados a nuestra labor de manera afectuosa como el artesano, el campesino o el artista cuando su trabajo es fructífero y su remuneración digna.

La imaginación nos llevaría a pensar nuevamente en la utopía, en esa tierra inexistente pero anhelada, en los sueños que hacemos realidad y que la modernidad nos desbarató frente a la cara como pago por nuestras jornadas infames como obreros, campesinos, migrantes y desocupados.

La imaginación nos podría ayudar a recuperar la Tierra, pues los bosques, selvas, mares, ríos y montañas, desiertos y glaciares desaparecen con vertiginosa rapidez ante las exigencias de las corporaciones que nos apresuran para comprar basura programada a futuro. Tenemos el ejemplo de los pueblos originarios o ancestrales, el adjetivo es lo de menos, que han resguardado los ecosistemas en los que habitan de manera equilibrada, tratándolos con respeto y valorándolos más allá de los servicios o bienes que les ofrecen.

Los y las imaginantes somos quienes nos resistimos a aceptar esta realidad de hiperconsumo, metadatos y realidades aumentadas que reporta grandes ganancias para pocas manos y miseria y destrucción para las grandes mayorías. Imaginantes somos las y los subversivos del mejor de los mundos existentes para los patrones, y reunimos en nuestras trincheras las imágenes de otros mundos posibles, porque una sociedad sin utopía es una sociedad muerta en vida como la nuestra, una sociedad como la actual fanática de la razón capitalista que ve en todo lugar, acción y ser una oportunidad de lucro. ¡No! Imaginantes somos seres del salto al vacío y por eso la sensación de vértigo entre los que siguen esperando de un político el cambio que nunca llegará.

Por eso nuestra invitación a los indecisos, a que juntos saltemos en medio de la tormenta y volemos como parvada de sueños, con incertidumbres, pero libres, libres en un mundo que no es el de la injusticia como presente y la extinción como futuro.

Alfredo Velarde

 

 

 

Outsourcing”. Anglicismo.

Alude a esa usual amén de

creciente práctica patronal

en que los asalariados se con-

tratan con un empleador diferente

del patrón para quien

en realidad laboran, y vulnerando

con esa “tercerización”

la suma de sus derechos

laborales y salariales.

 

 

Más allá del supuesto y formal discurso izquierdista, con esa mezcla de ignorancia supina, impericia legislativa y un vergonzoso conservadurismo embozado no pocas veces, representado por Morena y su 4T a lo largo de un año de ostentar sus timoratas mayorías en el Congreso de la Unión, concluyó en el despropósito de que el Senado cediera ante el inadmisible chantaje de los empresarios capitalistas y sus personeros que cabildearon, ad nauseam, hasta impedir que la cámara alta con el inefable Ricardo Monreal a la cabeza, difirieran el arribo al Pleno de sesiones del muy limitado y reformista dictamen elaborado y que habría de modificar, con paliativos cosméticos, la ilegítima, ilegal y muy extendida práctica sistemática del outsourcing que tanto ha contribuido a la ominosa y creciente precarización de los trabajadores asalariados mexicanos, hasta hoy aparentemente irremediable.

La minimalista iniciativa reformadora de presuntos tintes “progresistas” ha quedado congelada mientras no sea rediscutida mediante el retórico Parlamento Abierto, con lo que el empresariado gana un tiempo precioso para seguir con su impúdico lobbie disuasor y su controvertible labor de zapa anti laboral contra los asalariados. Entretanto, persistirán sus abusos al seguir gozando de artificiales tasas de ganancia, resultantes de mantener la muy elevada y creciente informalidad laboral; su flagrante evasión de impuestos al fisco, sin castigo; y la ilegítima retención de recursos de los trabajadores para cubrir sus cuotas del IMSS; además de la persistente negativa empresarial al obligatorio reparto de utilidades, y que, salvo excepciones, brilla por su ausencia.

En tan empañado paisaje, vale la pregunta: ¿dónde quedó la lucha contra la corrupción y el neoliberalismo? Sin duda, en una broma de mal gusto.

La mano negra de Monreal en favor de empresarios y contra 8 millones de trabajadores asalariados perjudicados con la medida, evidencia que algo huele mal en Morena puesto que descarrila, en lo laboral, los demagógicos discursos en favor de “una 4T transformadora e incorruptible” (AMLO dixit). Pero los opositores en Morena al afán manipulador para conservar el ilegal Outsourcing, tampoco son portadores de una postura alternativa, como en el caso de Napoleón Gómez Urrutia, quien tampoco propone prohibir dicha práctica capitalista inmoral que propicia una evasión fiscal de 500 mil millones al año, sino una simple “regulación” que reconozca -si bien atenuadamente-, dicha figura que garantiza la superexplotación de los trabajadores mexicanos y que seguirá para tranquilidad de los capitalistas corruptos. ¿Se puede así hablar de “Economía Moral” en la 4T”?

 

 

La incapacidad para amortiguar un ciclo económico negativo en México por parte de los gobiernos neoliberales priistas y panistas tuvo como efecto el descontento social, que permitió por necesidad (control social) y oportunidad (partido nuevo) que se eludiera temporalmente los fraudes electorales y ascendiera un gobierno con promesas progresistas.

A un año de esos cambios, México se encuentra con un resultado económico que expresa de nueva cuenta la contradicción entre las palabras y los hechos: por primera vez en una década cae en 0.1 por ciento la producción nacional, por caídas en la producción y la inversión industrial y de servicios.

Los empresarios dijeron hallarse en la incertidumbre básicamente por dos motivos: 1. ¿Este sería un gobierno que estatalizaría la economía, restando ganancia a las empresas al aumentar gasto social, impuestos y salarios que afectarían sus ganancias inmediatas? y 2. ¿El manejo de las finanzas sortearía los ajustes comerciales, laborales, migratorios y ambientales con el Tratado México, Estados Unidos y Canadá, (que incluye el manejo de la deuda, las tasas de interés y los cambios y sanciones por una mano de obra extremadamente barata para empresas radicadas en México)?

La respuesta es que el gobierno ha hecho todo lo posible por beneficiar a los empresarios: no aumenta impuestos; los salarios mínimos aumentan para que crezca el mercado interno pero no crecen los contractuales; la deuda se sigue pagando con enormes intereses, solo se posponen los pagos de sus abonos; las tasas de interés y la moneda se mueven al son de los Estados Unidos; y se da prioridad a los megaproyectos, incluso pagando grandes indemnizaciones a los proyectos finalizados como el nuevo aeropuerto en Texcoco. A eso se agrega una apetitosa bolsa de ganancias para las Afores y los bancos y aumentando la bancarización de la economía,(más pagos digitalizados o por tarjeta).

En cuanto al T-MEC ya firmado por México y Estados Unidos, y disciplinado al mandato de detener el paso de los migrantes, así como las opciones de explotar yacimientos de litio y de petróleo por inversores extranjeros, asociados con grandes capitales locales, todo ofrece “un respiro” a quienes lloraban su incertidumbre.

Pero aunque ganan, quieren mucho más

Los 6 más ricos entre los ricos del país cuentan con fortunas ligadas a la privatización del aparato productivo del Estado, al usufructo de los bienes y recursos, a las concesiones gubernamentales, los jugosos contratos públicos, los beneficios fiscales, la corrupción y la impunidad. Ellos son: Carlos Slim, con una fortuna que llega a 67 mil 200 millones de dólares, es decir un aumento de 4 mil 200 por ciento desde que lo hicieron dueño de Telmex. Otro es Germán Larrea, en 1994 su padre, Jorge Larrea Ortega apareció en la lista con mil 100 millones de dólares; en 2018, su hijo acumula 16 mil 500 millones de dólares (mil 500 por ciento de aumento en 24 años).

Luego está Alberto Bailleres González quien posee uno de los mayores consorcios mineros Peñoles, y –como Slim y Larrea– está metido en el negocio petrolero. De 1994 a 2018 su fortuna pasó de mil 900 a 6 mil 900 millones de dólares. Ricardo Salinas Pliego (TV Azteca) apareció en Forbes (1994) con mil 200 de dólares; en 2018 reportó 14 mil 500 millones (mil 200 por ciento más en 24 años). Aparecen también Eva Gonda viuda de Eugenio Garza (7 mil 300 millones de dólares) y María Asunción Aramburuzabala (5 mil 700 millones), hija de Pablo Aramburuzabala, Grupo Modelo).

Aunque no aparecen por su nombre personal, en plena recesión económica en 2019, los grupos financieros, solo uno de ellos con propietarios mexicanos, obtuvieron ganancias de 8.5 %, si bien con menor celeridad que en años anteriores.

¿No que eran primero los pobres?

El estancamiento y caída de la producción, del empleo y de las inversiones no puede paliarse siquiera con los programas sociales para jóvenes, mujeres y viejos. Esto significó programas sociales clientelares que destruyen o debilitan la negociación colectiva al dar individualmente las prestaciones para grupos focales (estrategia neoliberal) y hace dependientes a las personas de las “ayudas” estatales. Junto a ello la austeridad trajo recortes de personal, no solo de confianza (de hecho siguen muchos funcionarios de los anteriores). Lo peor ha sido que en 2019 hubo un subejercicio del presupuesto y no se cumplieron metas de inversión, empleo y programas educativos de salud y vivienda (esto es evidente en los retrasos y ataque a los derechos de trabajadores del estado y de institutos de educación superior).

Los ganones refuerzan su poder, pero como los cerdos quieren mamar echados. En cambio, el pueblo o se prepara y organiza o la recesión le arrancará lo poco que le queda.

 

En últimos días hemos visto cómo se endurece la violencia hacia los sectores más vulnerables de la sociedad, para el caso de México vemos como se vuelca dicha violencia hacia los sectores pobres y organizados que hacen frente a esas formas de dominación por parte del Estado.

La población de mujeres es uno de los sectores a los que la violencia alcanza en distintos momentos y ámbitos de la sociedad, llámense niñas, jóvenes, defensoras de derechos humanos, trabajadoras, estudiantes, indígenas, que se encuentran organizadas o no, son objeto de abusos, violencia, tortura y en muchos casos de feminicidios.