Alfredo Velarde

 

 

 

Outsourcing”. Anglicismo.

Alude a esa usual amén de

creciente práctica patronal

en que los asalariados se con-

tratan con un empleador diferente

del patrón para quien

en realidad laboran, y vulnerando

con esa “tercerización”

la suma de sus derechos

laborales y salariales.

 

 

Más allá del supuesto y formal discurso izquierdista, con esa mezcla de ignorancia supina, impericia legislativa y un vergonzoso conservadurismo embozado no pocas veces, representado por Morena y su 4T a lo largo de un año de ostentar sus timoratas mayorías en el Congreso de la Unión, concluyó en el despropósito de que el Senado cediera ante el inadmisible chantaje de los empresarios capitalistas y sus personeros que cabildearon, ad nauseam, hasta impedir que la cámara alta con el inefable Ricardo Monreal a la cabeza, difirieran el arribo al Pleno de sesiones del muy limitado y reformista dictamen elaborado y que habría de modificar, con paliativos cosméticos, la ilegítima, ilegal y muy extendida práctica sistemática del outsourcing que tanto ha contribuido a la ominosa y creciente precarización de los trabajadores asalariados mexicanos, hasta hoy aparentemente irremediable.

La minimalista iniciativa reformadora de presuntos tintes “progresistas” ha quedado congelada mientras no sea rediscutida mediante el retórico Parlamento Abierto, con lo que el empresariado gana un tiempo precioso para seguir con su impúdico lobbie disuasor y su controvertible labor de zapa anti laboral contra los asalariados. Entretanto, persistirán sus abusos al seguir gozando de artificiales tasas de ganancia, resultantes de mantener la muy elevada y creciente informalidad laboral; su flagrante evasión de impuestos al fisco, sin castigo; y la ilegítima retención de recursos de los trabajadores para cubrir sus cuotas del IMSS; además de la persistente negativa empresarial al obligatorio reparto de utilidades, y que, salvo excepciones, brilla por su ausencia.

En tan empañado paisaje, vale la pregunta: ¿dónde quedó la lucha contra la corrupción y el neoliberalismo? Sin duda, en una broma de mal gusto.

La mano negra de Monreal en favor de empresarios y contra 8 millones de trabajadores asalariados perjudicados con la medida, evidencia que algo huele mal en Morena puesto que descarrila, en lo laboral, los demagógicos discursos en favor de “una 4T transformadora e incorruptible” (AMLO dixit). Pero los opositores en Morena al afán manipulador para conservar el ilegal Outsourcing, tampoco son portadores de una postura alternativa, como en el caso de Napoleón Gómez Urrutia, quien tampoco propone prohibir dicha práctica capitalista inmoral que propicia una evasión fiscal de 500 mil millones al año, sino una simple “regulación” que reconozca -si bien atenuadamente-, dicha figura que garantiza la superexplotación de los trabajadores mexicanos y que seguirá para tranquilidad de los capitalistas corruptos. ¿Se puede así hablar de “Economía Moral” en la 4T”?