Ilka Oliva Corado

Por lo menos una vez al día recibo mensajes de lectores que me dicen cuestiones como ésta: "no puedo creer que escribiendo como lo hace, usted viva en Estados Unidos, debería vivir en América Latina," otros que van con el machete desenvainado: "claro, escribe desde la comodidad de Estados Unidos." Con esto, en ambos lados buscando desvirtuar mi expresión.

Antes me enojaba mucho, más cuando era gente "humanista" la que me escribía estas cosas. Debo decir que es gente de izquierda más que de derecha la que se dirige a mí con este tipo de pronunciamientos. Ven como traición que yo viva en Estados Unidos y escriba artículos sobre política latinoamericana.
Sin embargo, una cosa es la clase política y la oligarquía y otra la sociedad. La sociedad estadounidense es tan común como cualquier otra, no tiene nada de especial que la haga extraordinaria y nada que la haga más malvada que las demás. La clase trabajadora es la misma en todas partes del mundo. Los parias somos universales.
Comprendo el pensamiento porque de alguna manera lo tuve cuando vivía en Guatemala y todo mi mundo era mi pequeño y hermoso país, pero emigrar me dio una visión más realista de la diáspora. Convivir con personas de otras nacionalidades y culturas también me ha ayudado a formarme otro tipo de criterio, más cimentado, por supuesto, más humano y menos arrogante. Me ha ayudado a dejar la soberbia de ser guatemalteca sobre todas las cosas y aceptarme sin fronteras, con la humanidad como patria. Esto lleva tiempo, no se da de un día para otro. Y se necesita también un tipo de desprendimiento y humildad que solo la da la experiencia de vivir el día a día.
No hay escuela más dura que la de emigrar, porque esto significa salir de la zona de confort, uno se va con la piel en carne viva y como único recurso la memoria y la identidad. No hay más, por más dinero, por más desgracias, por más desolación o por más comodidades; en el alma ninguna de estas trivialidades terrenales tiene cabida. El exilio marca la vida de todo ser humano, no es para bien ni para mal es para un crecimiento espiritual. No cualquiera lo resiste, no cualquiera lo sobrevive, no cualquiera se arma de valor y enfrenta lo desconocido con dignidad. Lo cualquiera se lanza al vacío sin paracaídas.
Por supuesto, si yo viviera en cualquier otro país en cualquier lugar del mundo no sería tan atacada, pero como vivo en Estados Unidos, diríamos que es mi talón de Aquiles como articulista. Lo más fácil sería que dejara de escribir para no recibir estos ataques e insultos diariamente y acomodarme en el silencio y el limbo para estar a salvo. Pero lo fácil me huele a cobardía y llega ese momento en la vida en que el propio reflejo en el espejo nos pregunta si vamos nadar contra la corriente o a escondernos en el lugar más oscuro y desolado, donde nadie nos encuentre.
¿Por qué no tengo derecho a vivir en Estados Unidos? ¿Por qué tendría que sentirme traidora y avergonzada? ¿Acaso no es parte de la tierra? ¿Acaso yo como ser humano no tengo derecho a emigrar y decidir vivir donde yo quiera? ¿Para qué es la tierra entonces? ¿Por qué obligatoriamente tengo que vivir en cierto país o en cierto continente?
Por ejemplo me critican con ferocidad pero esos "humanistas" que me acusan de traidora por vivir en Estados Unidos, en ningún momento dicen: veníte a nuestro país y te conseguimos trabajo y una beca en la universidad para que estudiés y te preparés, aquí entre nosotros "humanistas de izquierda" te conseguimos un lugar dónde vivir, porque lo merece porque amás a Latinoamérica. No, qué esperanzas porque al final, a ninguno de ellos les interesa el bienestar de otro ser humano y mucho menos si se trata de aportar para el crecimiento intelectual de esta persona. Son más egoístas que la derecha más recalcitrante. Son la excelencia para criticar, eso sí.
Conozco la pobreza, la miseria, la exclusión, conozco el trabajo arduo desde mi infancia, sé lo que son las carencias emocionales y económicas. No le tengo miedo a eso porque lo he vivido toda mi vida, pero también tengo derecho a decidir dónde vivir y en dónde mi corazón sienta paz y mi espíritu serenidad. En este momento de mi vida es Estados Unidos, no sé si en el futuro será otro el país o el mío propio. Y si decido quedarme aquí para el resto de mi vida también es mi derecho.
Creo que como humanidad nos hace falta un poco de respeto hacia el otro, comprender que todos tenemos el derecho a decidir, que esa decisión debe ser respetada y que lo importante no es dónde vivamos sino qué aportemos al mundo como seres humanos para transformarlo. ¿Se imaginan todos viviendo en un mismo lugar, con la misma cultura, rituales, formas de pensamiento? La belleza de nuestra especie es la diversidad, es lo que nos engrandece.
¿Acaso no les da felicidad que una latinoamericana viviendo en Estados Unidos ame la Patria Grande, o esperan de mí artículos donde la menosprecie y también a nuestros Pueblos Originarios?
Quítense de la cabeza esa telaraña de dónde vivo, porque ustedes no me dan de comer y no me ayudan a pagar las cuentas, es mi trabajo, sino están de acuerdo con lo que escribo pues no es obligación que me lean, evítense escribirme e insultarme porque son ustedes mismos los que se hacen daño, a mí no me causan ninguno. Ya no.
Y todo esto sucede, ¿saben por qué? Porque soy mujer y me doy el derecho y el lujo de escribir artículos de opinión que tienen que ver con política e ideología. Esos señalamientos e insultos son patriarcales, porque aún hoy en día a las mujeres nos siguen catalogando como inferiores a los hombres.
Si mis artículos trataran trapeadores y pañales de bebé, pasaría inadvertida la tierra donde vivo. Si escribiera de mis carencias emocionales, sería una débil y loca más que lo que necesita (según el patriarcado y muchos humanistas de izquierda) es un marido que se la coja todos los días y tener hijos para encontrar la estabilidad emocional. Nuestro peor enemigo como humanidad es el patriarcado. Tal vez sí, soy una descarada total, como dicen muchos de ustedes, por atreverme a enfrentar al patriarcado (que no respeta ideologías) a mí manera, desde la "comodidad" de Estados Unidos.
 En fin, nos creemos inmortales y apenas somos hojas secas que sopla el viento, solas no hacemos nada, en cambio juntas somos una hermosa hojarasca.
 Como dijo Cristina, "La Patria es el otro," cuando lo entendamos vamos a poder avanzar como humanidad. Sí, Cristina, la yegua esa con la que no pudo Obama ni la ultra izquierda latinoamericana.
 
Blog de la autora:  https://cronicasdeunainquilina.com/2017/01/12/el-descaro-de-ser-articulista-desde-estados-unidos/
 Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
 
12 de enero de 2017, Estados Unidos.

Ilka Oliva Corado.

Hemos tenido el privilegio generacional de haber conocido a un hombre que marcó la historia de América Latina y el mundo. Al estadista más brillante que pudo parir la Patria Grande. Al luchador incansable por la equidad, la igualdad social y la justicia. Hemos tenido el honor de haber conocido la integridad en palabra y acción, de un hombre que demostró con su propia vida, que la conciencia, los ideales y los principios ni se compran ni se venden. ¡Se defienden!
A un líder auténtico y natural. A un incansable defensor de los derechos humanos y de la libertad de los pueblos mancillados por la opresión y el oprobio. Hemos coincidido en la historia del tiempo, con un hombre leal, lúcido y consecuente. No hay palabras que alcancen a expresar ni en la poesía más hermosa, ni en el discurso más estudiado, la  trascendencia de un ser humano como Fidel.

La inmortalidad se la han ganado pocos en la historia de la humanidad, Fidel es uno de ellos. Deja un legado de amor, hermandad y consecuencia política y humana en los pueblos del mundo. Cualquiera que piense en Revolución, en cualquier lugar del mundo, debe tener como guía a Fidel y al pueblo cubano. Cualquiera que piense en rebelión tendrá que saber que el mismísimo Fidel Castro Ruz lo es. Es una rebelión inimitable en cada célula y en cada palabra. En cada acción. En cada anhelo y en la utopía vuelta realidad.
Hemos sido privilegiados al conocer a uno de los hombres más insignes de todos los tiempos. Nuestro deber es continuar con su legado. Nos deja una enorme lección de humanidad y humildad. De hermandad. De integridad, identidad y conciencia.
A Fidel no hay que llorarlo, debemos aprenderle y honrarlo. Celebrar y agradecer haber tenido a un hermano que pasó por la tierra dejando huellas imborrables en la dignidad de los pueblos. Honrarlo en nuestras luchas por los mismos ideales: un mundo justo, equitativo e igualitario. Libre.
Fidel no se va, se queda en la inmortalidad del tiempo, en los corazones y los anhelos de los pueblos que luchan por su libertad.
Fidel no se va, se ha vuelto poesía, viento, luz, se ha vuelto río, volcán, vereda. Se ha vuelto una Revolución eterna que ni la muerte podrá doblegar.
Audio: https://soundcloud.com/ilka-oliva-corado/fidel-un-revolucion-de-utopias
Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com/2016/11/26/fidel-una-revolucion-de-utopias/
Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
26 de noviembre de 2016, Estados Unidos.

Ilka Oliva Corado.
Crecí entre lodazales, polvaredas y láminas oxidadas. Mi infancia fue un poema herido e increíblemente hermoso.  Crecí en el corazón de una  alcantarilla marginada que tenía un idilio con la aldea y el zacatal. Rodé entre barrancos y trepé árboles frutales, corrí entre surcos de milpa y hortalizas y también caminé en el largo bulevar de mi gran amor, tantísimos amaneceres.

Mis tardes fueron pobladas por atardeceres color flor de fuego y cielos cenizos que dormían en los brazos de las montañas verde botella, de San Lucas Sacatepéquez. Crecí pastoreando cabras y coches. Me acompañaron en  la frágil edad de la inocencia: grillos, ronrones, luciérnagas y chicharras. Gallinas habadas, patos y la  parvada de loros verdes que alegraban las mañanas cuando surcaban los cielos, volando en libertad.  Fue poesía el  musgo blanco que guindaba  de los cipreses y pinos en  la aldea El Calvario, para la época del frío.
Crecí con el tiempo en contra, en las urgencias y las penas del trabajo, la casa, la crianza de los cumes y la escuela. Maduré de golpe en varios aspectos de mi vida, me hice adulta mientras cargaba mi hielera al hombro, largas horas bajo el sol y el torrencial;  en otros como por rebeldía y sobrevivencia me quedé siendo niña, para resguardar la magia de la inocencia en la edad de la ensoñación.
Mis juegos infantiles no tuvieron que ver con muñecas, carros ni juegos electrónicos, lo mío fue el campo y el lodazal. Chamuscas de fútbol que me tocaba pagar con cuero vivo cuando mi mamá me chicoteaba por el atrevimiento, todos los días. Y se volvió la pasión de mi vida, por la intimidad y la complicidad.
Borracheras interminables en la edad de la adolescencia  y una cantina que fue el refugio del cipotal del arrabal. Las calles abiertas que abrazaron nuestra frustración de parias, escape  de las limpiezas sociales y defensa de la alegría. Cuando había comida era lujo sopear las tortillas con caldo de frijoles, cuando no, doblarlas con sal.  Hacer malabares para que las 24 horas del día nos alcanzaran con todo lo que había qué hacer en la casa.
No recuerdo un solo minuto sentada haciendo las tareas escolares, las hacía caminando mientras ordeñaba las cabras, limpiaba el chiquero, el gallinero o barría el patio. En un pedazo de papel apuntaba lo que creía importante del resumen de la unidad y me lo llevaba para leerlo en el camino, mientras cargaba en el hombro  la hielera hacia La Fresera, el mercado o la aldea.  O cuando íbamos al Destacamento militar de El Calvario, atravesándonos la aldea entre los surcos de hortalizas y árboles frutales, para ir a vender helados, chocobananos, pupusas de chicharrón y atol.
En la carencia y los estragos de la miseria despertó mi imaginación y para la época navideña pedía un doble litro de agua gaseosa fiado en la abarrotería de la esquina de la cuadra, y hacía rifas en el mercado entre los vendedores, vendía el número a 25 centavos, con eso lograba pagar el doble litro y me quedaba para ir ajustando para comprar los útiles escolares en enero.
Para Navidad hacía adornos navideños con papel que me fiaban en la miscelánea del mercado y los vendía junto con los helados. Había hambre, carencia de calzado, ropa y útiles escolares. Dos cumes que empezaban a caminar y la angustia de que no les faltara nada, para que ellos no tuvieran que vivir la crudeza que nos tocó a sus hermanas mayores. Fuimos madres sin parir, sin desearlo, nos cayó de golpe en la infancia y la responsabilidad nos robó la niñez.
Cuando la venta no caminaba les ofrecía helados a los vendedores en el mercado, la mayoría había migrado de Sololá, Toconicapán, San Marcos y Huehuetenango, todos indígenas, vivían en el Asentamiento, habían invadido lotes. Cuando me compraban me repetían mirándome fijamente a los ojos: vos tenés que salir de aquí, tenés que ir a la escuela y a la universidad, tenés que hacerlo por vos y por nosotros. Nunca lo olvidé, y las mañanas largas en las que en la rutina estaba esconderme del cobrador porque me tiraba los helados a la basura, por no tener puesto fijo y pararme en el corredor; yo viaja en el tiempo a lugares remotos y las nubes eran mi transporte, me iba lejos, muy lejos.
El repartidor de periódicos fue quien me permitió leer, todos los domingos me dejaba fiada la Prensa Libre por mi fascinación a la Revista Domingo, me devoraba las hojas y soñaba con las historias que ahí leía. Algunas veces le pagaba y en otras le daba helados a cambio y él fiel, puntual, arisco y paria me dejaba el periódico y se le iluminaban los ojos cuando veía mi alegría al recibirlo.
Ningún letrado jamás puso un libro en mis manos, en cambio fue un voceador de periódicos, padre de cinco hijos que días trabajaba de ayudante de camioneta, de recogedor de basura, días vendía licuados de frutas, en otros de ayudante de herrero y todas las madrugadas de voceador de periódicos.
Crecí con las carencias de la miseria y la exclusión social. Vengo de una de las  alcantarillas más profundas de los arrabales guatemaltecos, donde se respira migración forzada, abuso policial y limpiezas sociales. Donde la hambruna y el olor a muerte ronda en las noches y las madrugadas. Donde el agua potable es un anhelo. Donde la droga es una salida emergente. Donde abundan los niños huele pega, abandonados, golpeados y heridos, más en el corazón que en la carne.
Vengo de la carne viva de la exclusión social, he bebido la hiel de la miseria y en mi piel habitan putrefactos, innumerables duelos que nunca realicé; porque no había tiempo de llorar a los muertos cuando se peleaba por la vida en la marginación de la periferia. Siempre he sido  intrusa, maloliente y puta sidosa  para una sociedad clasista, racista e inhumana que trata de clicas criminales a la infancia y adolescencia de arrabal.
En los años de miseria y de interminables necesidades económicas, en mi edad de niña débil y asustada y en mi adolescencia difícil,  lo único que recibí de los letrados fueron maltratos, insultos y señalamientos por mi origen de arrabal, por mi color de piel y por mi oficio de vendedora de helados.
En cambio quienes sabían mi nombre eran los niños huele pega, los mareros, las putas sidosas, los choferes de camioneta, los niños que recogían basura y los vendedores de mercado. Las niñas y  mujeres que bajaban de la aldea a vender sus hortalizas. La María del Tomatal. El repartidor de periódicos y los borrachos de la cantina Las Galaxias; refugio de los enajenados.
Para los letrados capitalinos siempre fue la heladera,  que estorbaba cuando se paraba en la salida de la universidad de San Carlos, cuando tenía 12 años, a vender sus helados. Con la ilusión y la promesa de que un día saldría egresada de esa misma universidad. Esa misma heladera que se paraba en la salida de la Municipalidad y que estorbaba a los trabajadores, cuando ofrecía con anhelo, fatigada y a la fuerza sonriente, sus helados.
La misma niña  que se paraba en la entrada del Irtra de la avenida Petapa, a ofrecer sus helados mientras veía cómo otros niños se divertían adentro.  Que corría atrás de los buses para que le permitieran subir en la avenida Bolívar y ofrecer sus helados. La niña inocente que caminaba con la espalda jorobada por el peso de la hielera, que se paraba a la salida de las empresas de trasportistas y que sacaban a empujones porque estorbaba.
De ahí vengo, del hambre, de la miseria, de la carencia, de la exclusión. De la depresión profunda que llama al suicidio,  a la migración y la drogadicción.  
No tuve oportunidad de leer libros y mucho menos hacerlo un hábito, leer es una pérdida de tiempo en un arrabal en el que la infancia trabaja para intentar subsistir. Los libros los conocí de grande, ya mulona cuando estudiaba magisterio de Educación Física. Tengo el hábito de la lectura pero leo muy poco, porque aún a pesar de los años me sigue costando mantener la atención en una sola cosa durante mucho tiempo. Lo único que logra mantener mi atención es escribir, y  mi escritura es absolutamente catártica. Es un viaje a mis adentros y a la ansiedad de mis emociones.
Por ventura de la vida y del destino, -tal vez, quiero creer- terminé escribiendo. Y escribo poesía que es mi expresión más transparente. Y escribo relatos y artículos  de opinión. Pero no soy periodista y mucho menos  analista internacional, como muchas veces me tratan, escribo nomás. Escribo porque sino lo hago me ahogo en mis propios laberintos emocionales, porque por dentro soy un huracán.
No pertenezco a ningún club de poetas, periodistas o escritores. No me codeo tampoco con este tipo de personalidades. No  me gusta, le huyo a ese mundo donde me siento incómoda y fuera de lugar. No asisto a recitales ni a exposiciones de ningún tipo. No acepto dar conferencias ni nada parecido. Escribo nomás y suelto mis letras al viento, desde la ventana de mi bitácora para que libres se alejen de mí y encuentren su propio destino.
No me gusta escribir con palabras rebuscadas, no me interesa aparentar lo que no soy, no me interesan los aplausos, las felicitaciones  y mucho menos las lisonjas. No me interesan los contactos importantes. Lo importante para mí está en otro lugar muy lejos de la academia y sus males.
Mi expresión es natural del arrabal, del pueblo y de la aldea, es propia del mercado y así la mantendré hasta que el día de mi muerte. Es lo mío,  es lo que me protegió en mi infancia, fue el abrigo en mi adolescencia y es mi identidad. No tengo por qué ocultar lo que soy. No tengo por qué escribir para trata de quedar bien con nadie. Muchos menos con la academia.
Cuando escribo, viene a mi mente La María del Tomatal, los vendedores del mercado diciéndome  comprándome los helados, y repican con eco de nostalgia sus palabras. Mis amigos recogedores de basura, las niñas maquiladoras, los niños huele pega.  Viene a mi mente el olor propio de mi arrabal, la añoranza de la arada y verde profundo de las montañas que embelesaron mi infancia.  Y solo eso necesito para saber cuál es mi lugar en la vida y cuál es mi postura política cuando escribo y por quiénes voy a dar la cara y a poner el pecho hasta el día de mi muerte.
Y escribo así, natural, transparente para que un día si mis letras llegan a sus manos sepan que no los traicioné, que sus palabras se quedaron en mi corazón y para que entiendan en lenguaje propio lo que los letrados escriben con atavío de clase. Para que sepan que una de ellos está y está por ellos. Para que el voceador de periódicos sepa que su semilla floreció. Y que escribo nomás con la dignidad de ser una vendedora de mercado.

Para mi alma mater, el mercado de  Ciudad Peronia y para mi gran amor.
Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
11 de octubre de 2016, Estados Unidos.
 Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com/2016/10/11/sin-pedigri/

Ilka Oliva Corado.

15 de noviembre de 2016, Estados Unidos.

Las migraciones de centroamericanos hacia Estados Unidos iniciaron en la década del 80, desde que éste invadiera territorio centroamericano con la aplicación del Plan Cóndor y la agenda regional de las dictaduras a las que llamaron Conflicto Armando Interno y que en Guatemala dejó un Genocidio y la Tierra Arrasada.

En ese entonces miles se vieron obligados a salir de Centroamérica para salvar sus vidas y buscaron refugio en México y paradójicamente en Estados Unidos. No fue suficiente injerencia la del Plan Cóndor de aquellos años, que lo renovaron y en el 2004 le llamaron Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana. Algo que legalizó el ecocidio, la minería, la explotación de los recursos naturales y la embestida de las empresas transnacionales en la región. En síntesis el neoliberalismo se estableció en la región. Con esto los ricos se hicieron más ricos y los pobres más pobres. Y comenzó la persecución despiadada de periodistas, defensores de derechos humanos y del medio ambiente. El asesinato de Berta Cáceres lo evidencia en Honduras. Y la desaparición forzada de los 43 alumnos de Ayotzinapa en México.
Con México sucedió mucho antes, fue en 1992 cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, entre México, Estados Unidos y Canadá. Lo echaron a andar en 1994, mismo año en el que Bill Clinton inició la construcción del muro entre Estados Unidos y México. Fue en Nogales y en aquel entonces lo hicieron de colchonetas de aterrizaje usadas en las guerras de Vietnam y del Golfo. Desde ese entonces se habla de combatir el tráfico de drogas. El muro era para persuadir y que los migrantes se abstuvieran de cruzar la frontera porque solo les quedaba como opción el desierto y los miles de kilómetros sin agua donde era por seguro que morirían.
Miles de mexicanos se vieron obligados a migrar como única forma de subsistencia. En cifras oficiales de la Patrulla Fronteriza (pero sabemos que en realidad son muchos más) alrededor de 6,330 personas murieron en su intento por cruzar el desierto entre México y Estados Unidos, entre 1984 y 2014. Informa la organización humanitaria Colibrí Center for Human Rights, en Tucson, Arizona, que han desparecido alrededor de 2,500 en el desierto.
Demócratas y republicanos son la misma cosa cuando de política externa e indocumentados se trata, en el 2006 se aprobó la renovación del muro en la frontera y fue por una iniciativa que firmó Hillary Clinton y varios senadores demócratas, a la que se le llamó Ley Valla Segura (Secure Fence Act).
Y con esto también vino la Operación Contorno (Streamline Operation) que es el encarcelamiento masivo de indocumentados que atrapa la Patrulla Fronteriza y que cumplen sentencias de hasta 180 días en cárceles antes de deportarlos a sus países de origen. Esto después de los vejámenes que sufren en manos de los agentes de la Patrulla Fronteriza, que les roban el poco dinero que llevan y sus pertenencias. Abusos sexuales al por mayor a niños, niñas, adolescentes y mujeres; que quedan impunes.    Estas políticas de seguridad nacional han deshumanizado las migraciones y permiten que grupos anti inmigrantes se dirijan hacia el desierto con rifles automáticos y maten indocumentados en cacerías que festejan xenófobos extremistas.
Pero el Plan Cóndor se renueva cada década y, en el 2008 se crea el Plan Mérida que es un tratado de seguridad establecido entre Estados Unidos, México y Centroamérica. Al que le siguió en el 2014 el Plan Frontera Sur que militarizó desde la frontera sur de Estados Unidos hasta la frontera entre México y Guatemala, siguiéndolo el Plan Maya-Chortí que abarca Guatemala y Honduras. Para reforzarlo se creó en el triángulo norte de Centroamérica el Plan Alianza para la Prosperidad.
En aquel entonces lanzaron la bomba mediática de la crisis de niños centroamericanos que viajan solos, con ayuda de medios de comunicación como Telemundo, Univisión y CNN en Español: ninguno de estos se atrevió a evidenciar que no existía cierta crisis y que las migraciones de niños, niñas y adolescentes que viajaban sin compañía de un adulto llevan décadas. A lo que Hillary Clinton se pronunció diciendo que esos niños debían regresar a sus países de origen porque aquí no había lugar para ellos. ¿Cómo creerle su afán por la Reforma Migratoria en su planteamiento como candidata a la presidencia?
Con estos tratados se solapa que se criminalicen las migraciones forzadas y se autoriza   que los gobiernos de los países involucrados lucren con las vidas de los migrantes en tránsito: es ahí donde se han creado las grandes mafias y desde donde se dirigen los operativos anti inmigrantes. Debido a esto se incrementó la violencia en la que es palpable el tráfico de personas con fines de explotación sexual, trabajo forzado y tráfico de órganos. También las desapariciones forzadas y las fosas clandestinas: una modalidad de Genocidio en México.
En Suramérica la más afectada ha sido Colombia con el Plan Colombia que es un prototipo como los aplicados en México y Centroamérica, es por esa razón que desde su aplicación en 1999 el gobierno colombiano tiene licencia para "combatir" narcotraficantes como llaman a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Porque para ser sinceros, con los narcotraficantes negocia la DEA. Licencia que permite también la explotación minera, el paramilitarismo, los falsos positivos, las fosas clandestinas y el ecocidio. En todos esos tratados han tenido que ver las administraciones de Bill Clinton y George Bush hijo. ¿Ven cómo no son tan distintos los demócratas de los republicanos?
¿Qué sucedió con los otros países de Suramérica? Perú que firmó el Tratado de Libre Comercio Perú-Estados Unidos, en el 2006 e implementado en el 2009. Podremos ver que esto obligó también a que miles de peruanos migraran hacia Estados Unidos y Europa. Lo mismo que sucedió en Chile con el Tratado de Libre Comercio Chile-Estados Unidos, firmado en el 2003. En un marco general los tratados de libre comercio entre Estados Unidos y países latinoamericanos significan la aplicación renovada de un sistema neoliberal que inició con el derrocamiento de Salvador Allende en Chile y que arrasó con América Latina hace 40 años.
Pero, ¡momento! En el 2005 la dignidad latinoamericana fue defendida con conciencia y amor, y fueron Hugo Chávez, Néstor Kirchner y Lula da Silva, presidentes de Venezuela, Argentina y Brasil los que en la IV Cumbre de las Américas en Mar de Plata, Argentina, le dijeron no al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Podremos ver cómo estos países se mantuvieron estables con los gobiernos progresistas que iniciaron con la Revolución Chavista y que a consecuencia del enojo y la impotencia de Estados Unidos por no poder comprar a estos presidentes, ha hecho que Obama por segundo año consecutivo firmara una Ley Ejecutiva contra Venezuela, que da la pauta a una invasión militar en cualquier instante. Y que fuera propulsor del Golpe de Estado a Dilma, en Brasil y que ahora busque acercar relaciones para firmar tratados con Argentina en el gobierno Macrista.
Es así como en gran escala podemos ver las razones claras de la migración forzada de latinoamericanos hacia Estados Unidos y por qué es mayor en unos países que en otros. Se debe a la agenda neoliberal de unos y la progresista de otros.
 
Audio: https://soundcloud.com/ilka-oliva-corado/les-llego-el-turno-a-los-indocumentados-1
Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com/2016/11/15/nos-llego-el-turno-a-los-indocumentados-1/
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Ilka Oliva Corado.
 
A la Violeta me la presentó otro de mis grandes amores, la Mercedes Sosa, a La Negra la conocí por casualidad. Quisiera decir con cierta presunción y por romanticismo que a la gran Mercedes la conocí en mis tiempos de universitaria, o que fueron los Guaraguao los que en alguna declaratoria de Huelga de Dolores en la Universidad de mis amores me presentaron a la Violeta Parra con "Me gustan los estudiantes."

Ilka Oliva Corado.
No hay mucho por analizar en los resultados de las votaciones. No nos debe sorprender que ganara Trump, él es reflejo de lo que somos como humanidad: patriarcal, misógina, machista, homofóbica, xenófoba, racista, sexista y fascista. Eso explica que apaleara a Hillary Clinton y barriera con las elecciones. Con esto no quiero decir que ella es una pera en dulce ni que la esté defendiendo.  Estados Unidos no está preparado para una mujer presidenta, afín al capital pero mujer y caucásica. ¿Qué decir de una mujer negra que defienda los principios de Martin Luther King, Rosa Parks y Malcoml X?
El odio pudo contra la artillería mediática que apoyaba a Clinton y desbancó a Sanders, pudo contra el capital.
¿Nos da miedo Trump? No debería, él solo evidencia de lo que estamos hechos. Si nos da miedo Trump es porque jamás nos vimos al espejo como lo que realmente somos. Envió a las urnas a las masas racistas que están en cada esquina en todos los niveles de la sociedad, en las profesiones y oficios. Porque ésta elección no fue solo de la clase alta, caucásica, hasta el paria más paria votó por Trump. ¡Aunque nos duela! Él no debió tener un solo voto a favor. Negros contra negros y latinos contra latinos. Blancos pobres contra blancos pobres. Negros y latinos con mentalidad racista del Kukluxklan.
Defendiendo la imposición, la explotación laboral, los crímenes de odio. Latinos que creen que por tener papeles la policía racista les respetará la vida o que no seguirán siendo excluidos. Negros que creen que porque piensan como caucásicos extremistas, serán tratados como ellos. ¡Jamás! Con su voto le dieron poder a la policía racista para matar a mansalva a cuanto afro se les cruce en el camino.
En Mississippi, Alabama, Georgia, Luisiana y Carolina del Norte Estados predominantemente negros, le dieran el voto a un blanco extremista, demostrando con esto que no han aprendido absolutamente nada de su historia. Evidenciando que es un país segregado y racista.
¿Mujeres votando por Trump? Un hombre que aplaude la violencia de género, la misoginia y el abuso sexual, que niega el derecho al aborto. Homosexuales, clase baja, musulmanes, asiáticos, dándole su apoyo. El colmo de la incongruencia. Evidentemente Trump representa un cambio, pero un cambio al retroceso.
 Florida, un Estado predominantemente latino votó por Trump, ayer Marco Rubio agradecía la reelección y el voto que le dieron venezolanos, colombianos, puertorriqueños y cubanos anti inmigrantes y anti Latinoamérica. No nos debe sorprender en absoluto que ganara Trump. A pesar del apoyo que Clinton da a la invasión militar en Venezuela y a la continuidad el bloqueo a Cuba, latinos prefirieron al extremista Trump. De la humanidad hay que esperarlo todo, nada nos debe sorprender.
Con Trump Estados Unidos tocó fondo, coloca a un fascista hitleriano y afín al Kukluxklan como presidente de la nación más poderosa del mundo. No habrá poder humano que logre detener las violaciones de Derechos Humanos que lleva a cabo la Patrulla Fronteriza y que evidentemente arreciarán a partir de hoy. Respecto a las deportaciones masivas de indocumentados, no habrá gran cambio, lo mismo es Clinton que Trump, recordemos que Obama siendo demócrata y prometiendo una Reforma Migratoria ha sido el máximo reportador en la historia de este país. Respecto al famoso muro, ya lo dejó construido Obama y se llama Plan Frontera Sur, con extensión en el Maya-Chortí y el Plan Mérida y Plan Alianza para la Prosperidad. Si acaso Trump lo que hará es darle continuidad, para nada descubrirá el agua azucarada.
¿Nos da miedo Trump? ¿Ahora podremos entender en lo más mínimo lo que ha vivido y siente la gente en Irak, Libia, Yemen, Siria y Palestina? ¿Tendremos capacidad para entender lo que significa el bloqueo a Cuba? ¿Ahora sí podremos vernos frente al espejo, desnudos, tal cual somos como la porquería de humanidad que ha habitado la tierra? ¿Qué haremos al respecto? Trump no es una isla, es parte de nuestra sociedad de nuestra doble moral e indolencia.
 
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9 de noviembre de 2016, Estados Unidos.

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Ilka Oliva Corado. 

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Mis amores, les comparto el vídeo de la entrevista que me realizaron el día jueves 24 de agosto,  en  Televisión Pública de Ecuador.

En ella me conocerán un poquito más.  Un conversación en la que me sentí muy cómoda, sería por la gentileza del entrevistador, el periodista ecuatoriano Abraham Verguda y presentador del programa El mundo al revés, que tuvo la paciencia para dejarme expresar a mí manera y en mi tiempo.

Hay mucho qué decir de la migración forzada, del patriarcado, del racismo. De la exclusión, de la homofobia, del neoliberalismo. Y todas las voces son necesarias e importantes, desde todos los rincones del mundo, desde todos los niveles de las clases sociales. Porque este mundo lo habitamos todos y a todos nos incumbe transformarlo para hacerlo mucho más humano.

Agradezco el espacio de proyección que me brindara la Televisión Pública de Ecuador, para expresarme como indocumentada y mil oficios, antes que nada. Que sea en tiempo de Rafael Correa lo hace mágico. Mi agradecimiento a mi afecto al pueblo ecuatoriano por sus innumerables muestras de cariño. Mi amor y mi lealtad a los pueblos  que me abrazan, me cobijan y  me arrullan con ternura, en cualquier rincón del mundo.

En cuanto a la entrevista no salgo del asombro,  Abraham Verduga realizó un trabajo de producción extraordinario. Ríanse de mí pero la he visto como 5 veces y no creo aún que sea yo la que esté en Televisión Pública de Ecuador.

Gracias a la migración soy  una nadie universal. Tengo mucho qué agradecerle a ese desierto; abrió los horizontes para que mis alas los pudieran surcar.  Soy de todos lados, todos los pueblos habitan en mi piel, el destierro borró todas las fronteras y abrió las puertas a mi expresión.  Y desde la alcantarilla mi letra alza el vuelo para viajar en la libertad del viento.

Dedicado con amor a los parias, a los vendedores de mercado y a los inmigrantes indocumentados del mundo entero. A mi natal Comapa y a mi gran amor, Ciudad Peronia. Y mi reverencia y mi gratitud, por siempre a mi Alma Mater, el mercado de Ciudad Peronia. 

 

https://www.youtube.com/watch?v=bbJY2wMkNQ8

 

Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com/2016/08/27/entrevista-en-television-publica-de-ecuador/