Existen distintos tipos de violencia, cada una con sus objetivos, características, funcionamiento y actores involucrados. Para definir qué es la violencia sociopolítica es necesario referirnos a dos sistemas jurídicos diferenciados. Por una parte, se halla aquél que regula las relaciones sociales entre la particulares, establece sus derechos y señala las sanciones y procedimientos a seguir cuando se transgreden las leyes, es decir, cuando se comete algún delito. Por otra parte, encontramos el sistema internacional de los derechos humanos, los cuales son inherentes a la persona misma, como el derecho a la vida, a la integridad personal, a la libertad o a la dignidad, entre otros. Este sistema regula las relaciones entre Estados, así como la que tiene un Estado con su propia población. El Estado habrá de garantizar el ejercicio de los derechos humanos bajo cualquier circunstancia.

Es así que, mientras que los derechos y leyes del primer sistema son violados por particulares, los del segundo son violados sólo por el Estado (por acción, omisión o aquiescencia), quien se convierte entonces en juez y parte. Esta paradoja dificulta el cabal respeto de los derechos humanos, que fueron creados precisamente para limitar el poder del Estado y su monopolio de la fuerza, ejercida sobre todo a través de sus corporaciones policiales, militares y penitenciarias.

La violencia sociopolítica incluye a aquella que ejerce directamente el Estado al sobrepasar el uso legítimo de la fuerza –es decir, la violencia de Estado– pero también a aquella ejercida por actores no estatales (grupos armados paramilitares, crimen organizado, cuerpos de seguridad privados contratados por empresas, guardias blancas, escuadrones de la muerte, etc.) que sirven a grupos de poder a nivel estructural y económico, cuyo objetivo es el control de la población para proteger o imponer intereses políticos, económicos o ideológicos. En ambos casos, es importante no perder de vista la responsabilidad que tiene el Estado, pues está obligado a garantizar la seguridad de la población. Estos actores pueden accionar de manera conjunta o separada, lo cual nos lleva a preguntarnos: ¿cuál de ellos está cobrando actualmente mayor poder?, ¿se trata de una estrategia de delegación de la violencia del Estado hacia otros actores?, ¿a qué objetivos responden las nuevas configuraciones del poder?, ¿qué consecuencias a futuro traerá esto?

(Fragmento de: Claves hacia el acompañamiento psicoocial, Cuadernillo 1)