Colectivo Magisterial J´lumaltike (Nuestro Pueblo). AED 40 CNTE

Reflexionar acerca de la Violencia de Estado nos lleva a la historia de las sociedades, la que está ligada a la lucha de clases; en la cual están presentes los opresores y oprimidos. La violencia del Estado surge con la complicidad de funcionarios públicos con el respaldo de las instituciones gubernamentales o por cualquier grupo mayoritario o hegemónico avalado por las instancias civiles han ejecutado en contra de un individuo o grupo, por el simple hecho de realizar la crítica política a este sistema actual.
El régimen en función (no importando el color o el partido que represente) legitima sus políticas con el uso de organismos oficiales, que son el cuerpo represivo del Estado. Sus instrumentos son la policía, militares y cuerpos castrenses, en los que destaca la creación y continuidad de comandos de elite como fuerzas de choque para enfrentar movimientos populares no armados. Esto no significa que sólo la fuerza pública puede ser utilizada, también la fuerza de seguridad privada y fuerzas no oficiales como los grupos paramilitares quienes son otro apéndice de la ejecución de la violencia de Estado. La aplicación concreta de la violencia de Estado siempre estará acompañada de un discurso, será siempre violencia legalizada y legitimada por el propio Estado.
El uso de la estrategia paramilitar no es nueva en México, el Estado tiene una experiencia de 30 años en el combate a grupos insurgentes a través del paramilitarismo; movimientos estudiantiles, sociales y electorales han resentido esta estrategia: el Batallón Olimpia en la masacre estudiantil del 68; el grupo paramilitar de los Halcones en la masacre del 71 y la terrorista Brigada Blanca usada durante la Guerra Sucia de los años 70´s y 80´s para “investigar y localizar por todos los medios a los miembros de la llamada liga comunista 23 de septiembre en el valle de México” estos por mencionar algunos ejemplos más conocidos.
El Estado de Chiapas ha sido blanco de la creación de diversos grupos paramilitares como política contrainsurgente, esta estrategia paramilitar es usada para combatir todo movimiento social progresista, para reapropiarse de las tierras productivas en manos de los campesinos, para desplazar a la población de lugares destinados al desarrollo de megaproyectos.
Su uso pretende asegurar la depredación y el saqueo de los recursos naturales mexicanos e intenta inhibir la resistencia organizada a estas políticas trasnacionales de depredación a la par que previene el desarrollo de una insurgencia en México, insurgencia existente y siempre latente. En este tenor, también actúa contra los movimientos sociales que pongan en riesgo la política neoliberal en México, incluso contra los movimientos electorales que pueden trastocar o frenar el modelo de desarrollo capitalista neoliberal. Si bien los movimientos electorales no rompen con el modelo económico capitalista, sí pueden afectar los intereses geoestratégicos de las grandes empresas trasnacionales y los de su representante, el gobierno estadounidense.
Ejemplos de esto son los hechos ocurridos los días 9, 10 y 28 de junio donde el grupo paramilitar denominado “Los Petules” avanzaron y realizaron disparos hacia las cercanías de la comunidad El Carrizal, municipio de Ocosingo. Hecho que generó un ambiente de inseguridad al ser permanente la agresión paramilitar. Esta comunidad desde hace más de 30 años lucha en defensa al derecho a la tierra, por justicia y una vida digna. Esta comunidad es agredida por un grupo paramilitar que actúa bajo la protección del Estado e intenta detener la organización independiente y despojar tierras ricas en recurso maderero y fértiles para la siembra de maíz y frijol botín que el grupo paramilitar quiere a cambio de hacer el trabajo sucio del gobierno chiapaneco.
Otro ejemplo se sitúa en La comunidad organizada 24 de Septiembre en el Ejido Guadalupe Victoria, municipio de Venustiano Carranza el cual el pasado 23 de junio fue objeto de amenazas que provienen de los cuerpos policíacos-militares, donde un comando armado de la policía intentó entrar al ejido con lista en mano para hacer cateos y posibles detenciones arbitrarias. Situación que a la fecha mantiene latente la posibilidad de que se cometan violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad.
La violencia de Estado en los movimientos sociales mexicanos del siglo XX y XXI se desplegó en una amplia gama de regiones y sectores sociales tanto en la prevención, contención, represión o persecución de procesos de inconformidad social, como en su canalización contra núcleos sociales vulnerables, sectores gremiales, regiones aisladas, comunidades organizadas, movimientos subversivos, manifestaciones populares.
Sería natural suponer que a la complejidad de los procesos de inconformidad social corresponde la complejidad de la violencia de Estado. Pero esto adolece de un reduccionismo teologal, creer que la inconformidad social es una forma de violencia que el Estado se propone frenar o resolver haciendo uso de las fuerzas oficiales y no oficiales como el paramilitarismo, deja de lado la visión general de los elementos constantes y recurrentes a través de los cuales opera esa violencia.
Como Asamblea Estatal Democrática de la Sección 40 denunciamos la política de demagogia y represiva del actual gobierno con el uso del militarismo y paramilitarismo en el estado de Chiapas y exigimos el alto a la criminalización y represión de la protesta popular.


¡Alto al militarismo y paramilitarismo!
¡Fuera guardia nacional de Chiapas!
¡Libertad a todos los presos políticos de la 4ª T!