El reciente fraude electoral en el SME pone en entredicho todo lo que la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, defiende cuando anunció la aprobación de la Reforma Laboral.

El primero de mayo pasado, la secretaria dijo: “Celebramos una reforma histórica... porque la libertad y la democracia no había llegado para el mundo del trabajo. Hoy... se hace una realidad...”

Entre los principales puntos tenemos:

1) La democracia sindical. Concebida para acabar con la simulación y para hacer efectiva la participación de los trabajadores.

2) El derecho a votar de manera libre, secreta, directa y universal.

3) Prohibir cualquier tipo de coacción, manipulación o fraude en los procesos internos de los sindicatos.

Estos son tres de los puntos más relevantes de la Reforma Laboral recién aprobada pero que no se corresponden con la realidad vivida por miles de electricistas hartos de la corrupción del Comité Central que encabeza Martin Esparza.

La reciente jornada electoral de los electricistas del SME, y el inocultable fraude que este Comité maquinó, contravienen de manera irrefutable todo lo estipulado en la Reforma para el sector del trabajo.

Toda la evidencia fue entregada, en tiempo y forma a la misma Secretaría de Trabajo y a la Junta Federal Conciliación y Arbitraje. Son pruebas que muestran una total ausencia de democracia, así como el ejercicio de la violencia al interior del sindicato.

Sin publicar el padrón electoral, se dio un conjunto de agresiones físicas, verbales, calumnias, amenazas, empujones y compra de votos en contra de la Planilla opositora a Esparza, “PARA TODOS, TODO”.

Ni siquiera les importó la discreción. El descaro y el cinismo de los esparzistas fue una constante en los nueve días de votación. De todo ello hay un documental que muestra y comprueba con videos y audios, lo antes dicho. (Ver: https://youtu. be/FbHTN1520tQ)

Sin embargo, pese a estar enterados desde el inicio del proceso electoral de las irregularidades, el pasado 4 de julio, la Secretaria del Trabajo expidió el reconocimiento legal con la toma de nota a la planilla del grupo de Martín Esparza.

Por la vía de los hechos, el fraude se está avalando y eso es inconcebible en un gobierno que dice estar interesado en la democracia sindical.

No hay congruencia cuando se pregona una reforma que se precia de ser “transformadora” y “exitosa” del proceso de cambio; y en la realidad, la corrupción es la que sigue marcando el pulso en la vida interna de los sindicatos. ¿Acaso las reformas de la cuarta transformación están destinadas a la simulación y no al ejercicio libre de los derechos democráticos?

Si los cambios planteados por el presidente López Obrador son genuinos y aspiran a materializarse, es urgente evitar la continuidad de las prácticas corruptas - y no solo las del mundo de trabajo y los sindicatos- que millones de mexicanos decidieron dejar atrás con el resultado del pasado 1 de julio.

Es necesario reponer el proceso electoral en el SME. La evidencia de las corruptelas está ahí. Es de dominio público el ensañamiento contra la planilla 2 “Para todos, todo” que contendió por la recuperación de la dignidad del sindicato y contra las tranzas de Esparza y compañía.

No está de más recordar que Esparza y sus seguidores se han enriquecido con liquidaciones millonarias, con sueldos en Fénix que rayan en el insulto para los miles de electricistas hoy desempleados, así como con la perversión lucrativa de las instalaciones del sindicato para el beneficio de su grupo. Además han violado reiteradamente los estatutos sindicales y se han perpetuado en el control de las Comisiones y el Comité Central.

El actual gobierno debe rectificar su decisión. La recuperación del sector energético requiere de la aplicación real de la justicia laboral y de los miles de electricistas pero empleados con el trabajo que jamás debieron haber perdido.

Carta de: Simpatizantes de la planilla de trabajadores del SME “Para todos todo”