Con dolor de revolucionarios confirmamos la caída del compañero Uriel quien entregó su vida con alta dignidad por los grandes ideales de transformación, justicia social, soberanía y futuro de la humanidad.

Ha caído un auténtico guerrillero y ni él ni los demás luchadores verdaderos esperamos alabanzas ni clemencia de nuestros enemigos. Negar el carácter rebelde e insurgente de un dirigente revolucionario, desde las altas cúpulas del poder es una conducta tradicional de nuestros enemigos que hacen de la mentira su predilecta arma política.

Por mucha fuerza que tengan sus medios de comunicación, la oligarquía colombiana no puede ocultar la justeza de la rebelión y del alzamiento en armas de las juventudes populares, que no encuentran dentro del juego legal del sistema el indispensable espacio para luchar por las profundas transformaciones que necesita el país, y ese camino de rebeldía y dignificación, lo encontró Uriel en las filas del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Uriel se destacó y asumió el reto altamente riesgoso pero necesario de lo comunicacional en las redes sociales para llevar la voz del ELN al mundo, es eso lo incómodo para las elites dominantes, porque sabía confrontar su hegemonía ideológica y política, por eso el empeño del Gobierno por desprestigiarlo y mostrarlo como delincuente y sus esfuerzos por silenciarlo a través de la fuerza.

Desde que al Comandante y sacerdote guerrillero, Camilo torres lo llamaron criminal y bandolero, no esperamos ninguna conducta benevolente ni objetiva de nuestros enemigos.

La caída de Uriel nos compromete aún más con los propósitos de cambio en Colombia y con las causas más nobles de la humanidad, ese es el mayor honor y reconocimiento que le rendimos a él y a quienes sacrifican la vida por lo que quieren, como la justicia el amor y la felicidad de los pueblos.

 

Dirección Nacional. Ejército de Liberación Nacional. Montañas de Colombia.

Octubre 28 de 2020.