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Extracto del Editorial en www.tatuytv.org

Los primeros días de mayo fueron palco de un nuevo intento de golpe de Estado en Venezuela. Una operación paramilitar organizada por el ex-soldado de las fuerzas especiales de EEUU Jordan Goudreau y el ex-Mayor General Cliver Alcalá pretendía tomar objetivos estratégicos y detener al Presidente Maduro. Un grupo de 60 hombres, incluyendo dos mercenarios norteamericanos, salió de Colombia en lanchas pero fue rápidamente neutralizado en suelo venezolano.

La operación desató una ola de acusaciones y contra-acusaciones, para determinar quién estuvo involucrado, quién estaba informado, y qué conexiones tenían Goudreau y Alcalá.

El gobierno de EEUU ha declarado repetidamente su deseo de derrocar el gobierno venezolano, incluso con una intervención militar. Las agresiones contra el pueblo venezolano, en la esfera económica, se han vuelto más brutales. ¿Pero cuán involucrada estuvo la administración Trump en la “Operación Gedeón”?

Sin embargo, los escasos medios materiales y humanos de la operación no parecen indicar la presencia sustancial de alguna agencia estadounidense. No es difícil asumir que, confrontados con una operación con muy pocas posibilidades de éxito, el Departamento de Estado y la CIA hayan optado por no arriesgar recursos y credibilidad. Si con el objetivo de presionar a Venezuela, Trump anunció una movilización masiva de tropas en el Caribe como una supuesta “operación anti-droga”, y esa misión fue calificada como uno de los más grandes en la región desde la invasión de Panamá en 1989, entonces no era de esperarse, con esos navíos y hombres tan cerca, que EEUU intentara un golpe con pocas probabilidades de éxito como la Operación Gedeón.

Pero las declaraciones de Trump y Pompeo, alegando ignorancia, son mucho menos creíbles. Wall Street Journal reveló que la CIA estaría al tanto de los planes, ya que Alcalá los difundía ampliamente. Y si el gobierno venezolano estaba informado sobre la operación, es razonable asumir que las agencias norteamericanas también estarían.

Al contrario de Trump o Pompeo, los desmentidos de Guaidó sobre la Operación Gedeón son muy poco plausibles. Guaidó trató de saltar entre una y otra postura incoherente. Hasta que decidió echar la culpa aguas abajo y proclamar que no tenía relación alguna con la operación o con Jordan Goudreau. Supuestamente habrían sido sus asesores JJ Rendón y Sergio Vergara quienes avanzaron con los planes, contrariando sus órdenes, pues le preocupaba la “legalidad” de una operación como ésta. Pero los hechos juegan en su contra, primero porque Rendón y Vegara le reportan directamente a él. Segundo, Rendón admitió haber sido nombrado para explorar proyectos de cambio de régimen. Tercero, la firma de Guaidó aparece en un contrato de la oposición con Silvercorp, y nadie ha sido acusado de forjar la firma de un “presidente”. Y un vídeo filtrado por Goudreau muestra una teleconferencia con Guaidó y Vergara justo antes de firmar el contrato, y no se ha denunciado como un montaje. 

Denuncias y gestos de buena voluntad

La respuesta ante los intentos de golpe en Venezuela, tanto a nivel de inteligencia como de defensa, ha sido envidiable. Peronen lo que toca a la política exterior, tras una agresión imperialista permanente en que la principal arma son las sanciones, el gobierno bolivariano ha hecho de la denuncia su principal arma.

Aunque sea importante, la denuncia por si sola tiene una eficacia limitada. Apelar a un “derecho internacional” que en la práctica no existe, y nunca ha existido: soo en el período de existencia de las Naciones Unidas desde la Segunda Guerra Mundial, todos los crímenes cometidos por actores poderosos en el plano internacional han quedado impunes. La “justicia” solo funciona si hay mecanismos para implementarla. EEUU no va a cambiar de rumbo porque sus dirigentes se den cuenta que su accionar es incorrecto. Tampoco lo va a hacer por acción de algún mecanismo supranacional, ese mecanismo no existe. La entrega de “quejas” en la Corte Penal Internacional (CPI) es otro ejercicio cuestionable, ya que EEUU no reconoce la jurisdicción del tribunal.El otro componente de la política exterior venezolana ha sido ofrecer concesiones como gestos de buena voluntad. L a p r e m i s a (dudosa) es que gestos de buena voluntad serán reciprocados, pero la realidad demuestra que la agresión ha recrudecido en los últimos tiempos.

La “Operación Gedeón” fue una derrota para la oposición venezolana en varios planos. Por su lado, EEUU sigue sonando los tambores de guerra. El contexto de agresión abierta incesante promueve otras aventuras similares. Y con elecciones presidenciales en el horizonte y el importante Estado de la Florida en disputa, Venezuela no saldrá de la agenda.

Al imperialismo ni un tantico así”, dijo el Che Guevara. Denuncias y gestos de buena voluntad no serán suficientes para derrotar el imperialismo. Se trata de un sistema, la “fase superior” del capitalismo, que no depende de la voluntad de los líderes de turno ni menos se somete al “derecho internacional”. Con recursos naturales en juego y el proyecto socialista de Chávez considerado imperdonable, los ataques no van a cesar.

Hay que pensar y debatir qué estrategia ofrece las mejores condiciones para resistir. Las concesiones al capital extranjero fueron nuevas sanciones. A las denuncias y gestos de buena voluntad, nuevas agresiones. A los perdones a la oposición, más intentos golpistas. Es la profundización del socialismo, fortaleciendo la organización popular, lo que permitirá que sobreviva el proyecto y que el pueblo lo defienda.