(Boletín Jubiladas en Lucha, Junio de2020)

Llegó a nuestro país el COVID-19 y halló al sistema de salud colapsado por tantos años de abandono: recortes presupuestales, privatización de los servicios a través de la subrogación y falta de personal (Lo que ahora reconocen las autoridades: 200 mil médicos, 300, mil enfermeras, y 79 mil especialistas etc.). Pero son muchas más las plazas faltantes.

Se descuidó el perfil epidemiológico de la población, se abandonó el trabajo preventivo en los centros laborales, y los riesgos de trabajo, al grado que en los hechos desaparecieron las Comisiones Mixtas de Seguridad e Higiene, aunque está en la Ley Federal del Trabajo, artículo 509. Las enfermedades crónicas degenerativas como diabetes, hipertensión, cáncer, obesidad, se aceleraron por políticas de salud que sólo benefician al gran capital que obtiene ganancias extraordinarias por la explotación de los trabajadores y el consumo de sus productos dañinos.

Las condiciones de trabajo de la clase trabajadora son precarias y los trabajadores de la salud no escapan a esta devastación: golpeteo continúo a los contratos colectivos de trabajo hasta casi desaparecerlos, la nueva generación de trabajadores fue despojada de una contratación definitiva, sólo es temporal, así como de una jubilación y pensión digna. Con salarios muy bajos y sin prestaciones, es casi imposible organizarse de manera libre e independiente en un sindicato que defienda sus intereses, por el terrorismo que ejercen las autoridades y del charrismo sindical.

La Pandemia dejó al descubierto la debilidad y el abandono del Sector Salud y de sus trabajadores, esto explica cómo en la actualidad hay 8 mil trabajadores de la salud contagiados y 150 fallecidos reconocidos por la autoridades de la Salud (12 de mayo, Conferencia de prensa nocturna). Sin embargo las cifras reales son más elevadas, pues se niegan a realizar las pruebas RT-PCR, ni siquiera a los trabajadores de la salud que están en alto riesgo de contagio.

Las movilizaciones de los trabajadores en todo el país, demostraron su enojo e indignación, por no contar con el equipo de protección para enfrentar esta pandemia (cubre bocas N95, caretas, gorros, batas, guantes, googles etc.). Realizaron asambleas al interior de los centros de trabajo, en muchos lugares es un fenómeno nunca visto, y así nombraron representantes por categorías o servicios. También bloquearon avenidas, hicieron plantones, paros activos, quedando claro que los mandan a la “guerra sin fusil”. En esta lucha enfrentaron a los directivos locales, administradores y directores en los nosocomios, en muchos casos poniendo enfrente o exhibiendo la incapacidad de los dirigentes sindicales para defender sus derechos. En muchos centros de trabajo lograron levantar minutas y arrancarles promesas a los directivos.

Un primer logro de la movilización fue el reconocimiento como riesgo de trabajo de los primeros médicos y enfermeras fallecidos, pues alegaban que se habían infectado en otro lugar y no en su centro de trabajo, sólo porque la unidad médica no era COVID-19. Tuvieron que recular las autoridades y el 21 de abril el IMSS, difunde esta circular en donde se reconoce al COVID-19 como Riesgo de Trabajo: Circular No. 09900130000 Criterios de calificación para casos de coronavirus COVID-19 como enfermedad de trabajo.

Esto no es suficiente, pues están en riesgo todos los trabajadores de la Salud, ya que su objeto de trabajo es servir a personas con alguna enfermedad, por lo tanto, quienes trabajan en clínicas, hospitales, ginecos, etc. que no son hospitales COVID-19, también se han infectado y fallecido. Eso motiva la exigencia de que se entregue el material a todo el personal que labora en el sector salud.

El caso del IMSS

La dirigencia sindical corrupta, en voz de su secretario general Arturo Olivares Cerda se adjudica logros que son de los trabajadores, porque estas dirigencias fueron rebasadas, tales como:

Licencias con goce de sueldo al personal con enfermedades crónico degenerativas y a mujeres embarazadas. Este mandato es emanado del Decreto Sanitario desde el 23 de marzo, y fue para todas las dependencias públicas y privadas.

Una defensa muy débil ante la discriminación y maltrato a los trabajadores de la salud.

La contratación de 13 mil nuevos trabajadores para enfrentar esta pandemia, los cuales son insuficientes, porque a un porcentaje alto de trabajadores se les envió de licencia, ya que están enfermos o son muy vulnerables a la pandemia, más las plazas faltantes, 13 mil contrataciones que para todo el país son muy pocas. Los trabajadores denuncian la FALTA DE PERSONAL.

La compra de insumos de parte del sindicato como cubre bocas, caretas etc., 40 mil cubre bocas, aunque no es su obligación pues el patrón debe comprar los insumos. Así se quieren deslindar de su omisión de tantos años para exigir a las autoridades, el material y equipo de trabajo, que los trabajadores se ven obligados a comprar, porque no les dotan del material y hoy tienen que comprar equipos de protección caros con su raquítico salario.

Un bono del 20% del salario base y el concepto 11, por única vez a los trabajadores que no cobran el 20% por trabajar en área insalubre, pero sólo para los que tienen que ver con pacientes COVID-19. Es insuficiente y ambiguo, pues todos los trabajadores tienen contacto con los pacientes COVID-19 que llegan a todas las clínicas y hospitales.

Darán notas de mérito (es el salario de un día por cada nota) hasta 9 en un mes; esta es una prestación del CCT, cláusula 126 a médicos y enfermeras que integren “Equipos de Respuesta para la Atención de Pacientes COVID-19”. Pero este beneficio está sujeto a incidencias (sin retardos, ni faltas) rol en el equipo, postergación de vacaciones y de jubilación. Además, hay 10 notas a los trabajadores que acepten cambiar de turno, de adscripción y residencia temporal. Es una violación al contrato colectivo, con un dinero extra pretenden que los trabajadores acepten malas condiciones de trabajo, vergüenza debería darle al CEN del SNTSS haber negociado este convenio. (16 abril, 2020)

Y hablan del hospedaje gratuito en 70% del hotel del sindicato, esto no es un logro: con nuestras cuotas se construyó ese inmueble en la Ciudad de México, y debería servir para apoyar a los trabajadores sindicalizados en toda circunstancia.

Son logros de la movilización de la base trabajadora, pero aún no hay solución a las demandas principales de los trabajadores: la falta de equipo de protección, la falta de personal y las malas condiciones laborales, que empeoran con el estrés y la carga emocional que se vive con pacientes graves. Y lo principal: siguen falleciendo e infectándose compañeros.

No debemos callarnos, debemos organizar estas luchas convirtiéndolas en un movimiento unitario de todos los trabajadores de la Salud, para resolver los problemas actuales, recuperar lo perdido y cambiar de fondo un sistema de salud devastado por el capitalismo. (Extracto)