Autogestión popular y liderazgo revolucionario. Con el auge -momentáneo-, de la movilización de los pueblos en América Latina, y frente a los irreversibles desastres del gran capital, o del militarismo fascista, ante la profunda crisis de las burguesías y del neoliberalismo, los pueblos hoy continúan preparándose para hacer crecer la acción y el soporte unitario que rescate los liderazgos históricos.

Estamos ante la intolerancia de las elites, aliadas siempre a la contrainsurgencia imperialista, que aplican la violencia terrorista contra los sectores sociales y populares, y/o hacia las fuerzas revolucionarias que avanzan en su determinación de paz, de defensa de sus territorios, así como de la soberanía y la vida de los pueblos, las que el imperialismo y las burguesías o sus sirvientes de turno siempre han despreciado. Sin embargo, hoy reintentan manipular esos reclamos para producir “reformas, cambios pingües o arrepentimientos”, que re-institucionalicen las luchas y le den continuidad al modelo criminal con el que “se sostienen” en el poder. Para ello reeditan la guerra sucia, o ejercen el neo-paramilitarismo, y estimulan los golpes de estado, todo como parte de los ajustes geopolíticos del imperio.
Nada cambiará si no luchamos, o si no expulsamos o derrotamos a los responsables de la miseria, del despojo de la riqueza de los pueblos, o del terrorismo de Estado que quiere y exige la guerra entre pueblos y naciones.
Los pueblos tampoco dejaremos el camino despejado a los responsables de la miseria y la violencia capitalista, ni a quienes traicionaron la causa de sus pueblos, desconociendo la clase a la que verdaderamente han pertenecido para encubrir a las clases dominantes, a quienes han decidido aliarse.
Sin embargo en este momento despega una nueva oleada de insurgencias populares, que deberían ser conducidas por los sectores revolucionarios en los enclaves Uribistas de Duque, Bolsonaro, Macri, Piñeira, y demás herederos de Pinochet, y de todas las dictaduras del cono sur y de Nuestra América. En este ascenso de los pueblos y l@s revolucionari@s, se deben reconocer y superar sus factores de crisis, para edificar un nuevo acumulado democrático-popular, siempre junto al pueblo, sin distraer la lucha contra el enemigo real. La luchas populares exigen que crezca la articulación rebelde con el movimiento de masas cualificado, y las organizaciones sociales que el sistema sigue deslegitimando, y sacando de los espacios ideológicos de las masas, para reemplazarlas con los servicios de inteligencia, o con los partidos de dominación en los estados capitalistas, que buscan alejar o romper las luchas de las mayorías populares.
Hay una revuelta cotidiana de los oprimid@s que no solo preserva y ensancha sus espacios de acción y reproducción, renovándolos en colectivo y recreándolos, sino que genera un proceso molecular que construye las solidaridades destruidas por el poder y las oligarquías.
Los pueblos NO CAPITULAREMOS en la búsqueda de la paz y la justicia, caminaremos en la interacción de la política internacional con nuestr@s herman@s de otros pueblos y continentes; y en oposición franca al viejo y renovado orden imperialista y oligárquico.
Debemos dimensionar y articular suficientemente otros medios de lucha política e ideológica, órganos de poder alternativos, autonómicos y proyectar la explosividad social, con sectores democráticos probados, con los cuales se forje un gran bloque opositor en cada país.
UNIDOS SE AVANZA MÁS, pero hay que tener entre demócratas y revolucionari@s mayor flexibilidad táctica, con un plan de acción diverso, común e integral como rebeldes al poder del sistema.
Necesitamos estar firmes en los propósitos centrales de la lucha y en las metas estratégicas, hay que continuar o reemprender la lucha revolucionaria con mayor determinación, y lograr la conquista de los ideales.
Necesitamos un solo bloque de resistencias en Colombia, Chile, Argentina, Ecuador, Paraguay, Brasil, Guatemala, Haití, Honduras, ¿México? -entre otros pueblos hermanos-, que vaya más allá que las elecciones, para continuar enraizando los nuevos valores e instituciones democráticas, socialistas, y libertarias que reemplacen al sistema imperante; para que se transite –o siga transitando-, hacia las trasformaciones estructurales en vía hacia el Socialismo.
Debemos confluir al servicio de la unidad y de los intereses de los pueblos de Nuestra-América, dejando las visiones vanguardistas, oportunistas y de anexión en un movimiento político alternativo de todas las luchas de resistencia y contra las oligarquías y el imperialismo.
Casa de los Pueblos-México, 26 de octubre de 2019.