Edgard Beltrán*

A matar mexicanos viajó un joven estadounidense de raza blanca diez horas desde su ciudad Allen, un suburbio de Dallas, Texas, Estados Unidos, hasta la ciudad de El Paso, Texas, donde mató a 22 personas, de ellas 19 con apellido hispano y 9 de nacionalidad mexicana, e hirió a 26, en una tienda Walmart, el sábado 3 de agosto de 2019. Así lo confesó satisfecho a la policía cuando se entregó voluntariamente minutos después. Antes dejó redactado un Manifiesto de 4 páginas donde expresaba su ideología de “supremacía blanca” y su decisión de matar contra “la invasión de mexicanos”. La supremacía blanca es el racismo más crudo. La invasión de mexicanos es la expresión repetida del actual presidente Trump.

Mexicanos Mexicanos, para muchos blancos estadounidenses, son todos los hispanos latinos en este país.

Matar Hispanos, asesinar Latinos, fue realmente el objetivo de este joven. Fue un acto catalogado como “terrorismo interno”.

A los pocos días del acto terrorista en El Paso, otro joven en Missouri se presentó vestido militarmente con una poderosa arma de asalto y una cámara de fotografía.

Invasión hispana a Estados Unidos”. Imagen y expresión usada por el presidente Trump e incluida literalmente en el Manifiesto del terrorista de El Paso.

La presencia hispana latina en Estados Unidos es muy anterior a la presencia de habla inglesa. Nada tiene de cierto eso de la “invasión hispana”. Los hispanos están en Estados Unidos más de un siglo antes que los de habla inglesa. La misión El Paso fue fundada en 1659. Los hispanos estaban en estas tierras 500 años antes (1515-2019) de quienes ahora los quieren expulsar y matar. Cuando les dicen que se vayan a su país, los hispanos contestan con nobleza, en español y en inglés: “este es nuestro país, bienvenido tú, querido recién llegado”.

El invasor descubrió que la fortaleza le venía a esta población de tres factores y pusieron todo su poder para destruirles estos tres factores y así lograr subyugarlos. Iban a ser fácil presa. Los tres factores eran: su forma familiar nuclear y extendida, su lengua el español con su cultura, y su fe religiosa católica. El ataque en los tres frentes fue implacable

¿Los tres factores desaparecieron? Era lo obvio y lo in-evitable. Pero el resultado fue todo lo contrario al buscado por el invasor. La familia se arraigó más en su calor nuclear. El idioma español y la cultura se enriquecieron envidiablemente. La fe católica se conservó milagrosamente, sin curas y sin templos pues no los dejaban entrar.

Lo sorprendente y hasta milagroso fue quiénes lo lograron. Fueron las personas más débiles de este grupo social: LAS ABUELITAS. Ellas defendieron este tesoro, lo salvaron como esencia constitutiva de su pueblo, lo legaron como herencia sagrada jamás negociable.

Con este tesoro tan especial y tan valioso continúa el Pueblo Hispano Latino “haciendo historia” en la sociedad estadounidense y para el mundo. Construye una “integración-dinámica- creciente”. Así, tiene su propia identidad que se va perfeccionando, porque aporta y recibe, y va contribuyendo en la transformación del resto social. Rechaza la “asimilación” que le exige destruirse para participar. Supera el “gueto” que, al encerrar, ahoga y enaniza. Se aleja del “paralelismo cultural” que facilita la competencia destructiva. Sectores opresores, en su no disimulada incapacidad de construir “integración dinámica”, calumnian al Pueblo Hispano Latino de ser un grupo paralelo, algo totalmente contrario a la realidad.

El Pueblo Hispano Latino en Estados Unidos continúa “haciendo historia”, aún en medio de adversidades y de ataques. Su población pasa ya los 60 millones, siendo la minoría mayor en el país. Ya es mayoría en algunos Estados. Su población es la más joven del país. Su lengua, el español, hace que Estados Unidos sea ya, por población, el segundo país del mundo que habla español, después de México con 126 millones

El Pueblo Hispano Latino aporta su valor de familia a toda la sociedad. Su hermandad, fraterna y sororal, es compartida. Su solidaridad es espontanea ante la necesidad, les vale más la persona que el tiempo, en una cultura donde “el tiempo es dinero.” Los ancianos, las abuelitas, son para este Pueblo su mayor riqueza. En lo comunitario, este Pueblo aporta lo mejor.

El PUEBLO HISPANO LATINO continúa en su misión histórica de ser fermento de amor con sabor de familia, con el amor con el que este Pueblo Hispano Latino sabe amar, para bien de este país y del mundo, aunque su piel morena sea blanco de balas terror.

* Teólogo pastoralista estadounidense. (Extracto)