Fragmento de la DECLARATORIA FINAL de la ASAMBLEA Nacional e Internacional del Congreso Nacional Indígena / Concejo Indígena de Gobierno-Redes de Resistencia y Rebeldía, Organizaciones y Colectiv@s: Juchitán, Istmo de Tehuantepec, Oaxaca. 6, 7 y 8 de septiembre del 2019

Cumpliendo con el acuerdo de la Asamblea Nacional del CNI y Redes de Resistencia y Rebeldía del 9 de abril de 2019 en Amilcingo, Morelos, hoy nos encontramos para analizar el embate del sistema capitalista patriarcal y sus megaproyectos en todo el país y para fortalecer en especial las luchas de resistencia de los pueblos del Istmo y del sur de México contra el corredor interoceánico del Istmo de Tehuantepec, que pretende transformar esta región en un inmenso parque industrial en manos del capital transnacional y al mismo tiempo en el muro de contención de los migrantes centroamericanos ordenado por Trump.

Nos hermanamos para articular las estrategias que como pueblos y organizaciones impulsamos desde nuestra identidad, desde la fuerza ancestral de nuestras abuelas y abuelos, desde la raíz de nuestra memoria colectiva, nuestras lenguas y culturas, para defender nuestras tierras, territorios, aguas, nuestras vidas y autonomías, por la existencia misma de nuestros Pueblos contra esta Cuarta Invasión de saqueo, despojo, violencia y muerte.

Denunciamos la voracidad de los que se sienten dueños y mandones en nuestros territorios, quienes manejan los grandes capitales, usando como facilitadores a los gobiernos municipales y estatales de todos los partidos y que desde el gobierno federal simulan consultas y entran con sus tentáculos en nuestras comunidades engañando a algunas autoridades comunitarias, tratando de imponer la privatización de la tierra y del agua, ofreciéndonos la idea de un falso “desarrollo”, que pretende destruir la fuerza de nuestras Asambleas, de nuestra organización comunitaria y desarticular nuestras resistencias.

Criminalizan la lucha de nuestras organizaciones legitimando e incluso legalizando la represión con la “ley Garrote” en Tabasco y el despliegue de la Guardia Nacional en todo el sur del país. Al mismo tiempo, incrementa la violencia estructural hacia las comunidades campesinas, indígenas y afromexicanas, los trabajadores, las mujeres, los jóvenes, los migrantes y todas las personas que el sistema considera “desechables”.

Con la mentira de querer erradicar la pobreza del sur de México, el gobierno de López Obrador en pleno contubernio con las mafias empresariales, la delincuencia organizada y los partidos políticos de todos los colores, retoma el viejo sueño de Porfirio Díaz, y los planes de todos los gobiernos neoliberales desde Salinas de Gortari, ofreciendo el territorio nacional al capital global.

Con la implementación de los megaproyectos como el mal llamado Tren Maya, la Refinería Dos Bocas, el Corredor Inter- Oceánico del Istmo, el proyecto Integral Morelos, el Nuevo Aeropuerto y sus obras asociadas como la Autopista México-Tuxpan, así como un monstruoso conjunto de proyectos de depredación ambiental, territorial y social con minería, hidroeléctricas, agroindustriales, corredores industriales, gasoductos, oleoductos, fracking, parques eólicos, paneles solares empresariales a gran escala, etc. que forman parte de la infraestructura que se pretende imponer para el saqueo de los bienes naturales (petróleo, minerales, bosques, selvas, viento, ríos, lagos y mares) y la sobreexplotación de mano de obra de nuestros pueblos de México y Latinoamérica para entregar nuestros territorios al gran capital transnacional, destruyendo la biodiversidad y agudizando la catástrofe climática global.

Para lograr el viejo sueño del Proyecto Transístmico, el gobierno morenista de AMLO y sus aliados empresariales utilizan tácticas de contrainsurgencia: Sus programas asistencialistas individualizados, sus consultas amañadas del mal llamado Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) con líderes cooptados, sus campañas de desprestigio de los movimientos sociales, violando el derecho fundamental a la libertad de asociación y manifestación y sus métodos de condicionamiento autoritario al peor estilo Priísta, transformando sus becarios de “Construyendo el Futuro” en virtuales capataces de las comunidades dentro del programa “Sembrando Vida”. Bajo el manto de morena, resurgen viejos y nuevos cacicazgos en el campo que se benefician de las políticas populistas de este gobierno que de izquierda no tiene nada. En caso de no funcionar estas estrategias, aplican la táctica del terror con ataques paramilitares, delincuencia organizada y militarización de nuestros territorios, asesinatos de defensores y defensoras de nuestros derechos y territorios, y una virtual guerra contra las mujeres con miles de feminicidios.

En las ciudades, se entregan los suelos a la especulación inmobiliaria, despojando a la clase pobre de la posibilidad de tener una vivienda digna y destruyendo los tejidos sociales urbanos. Asimismo, se desmantela el Sistema de Salud Pública en todo el país y se incumple con la promesa de revertir de fondo la Reforma Educativa.

Este es el panorama que enfrentamos después de décadas de neoliberalismo y ocho meses de esta Cuarta Destrucción. Nosotras y nosotros no claudicaremos en nuestras luchas, y desde nuestras diversidades seguiremos fortaleciendo nuestras resistencias y rebeldías anticapitalistas y antipatriarcales hacia otros mundos posibles, rompiendo cercos como nuestras hermanas y hermanos Zapatistas y respetando los siete principios del CNI y EZLN.

 

¡EL ISTMO ES NUESTRO!¡SAMIR VIVE!