Llegó aquí entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz, en la oscuridad,

en la noche, y hablaron entre sí Tepeu y Gucumatz. Hablaron, pues,
consultando entre sí y meditando;
se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento.
Popol Vuh
 
Hablarnos, dicen los que se quieren, los que están en el mismo juego, las y los que constituyen la comunidad, quienes trabajan explotados por el mismo patrón, los y las que padecen el mal gobierno. Las victimas que se indignan y quieren pasar del grito a organizar el coraje en resistencias liberadoras.
Hablar y ponerse de acuerdo potencia nuestro andar para ser libres, dignos y fuertes.
Esa es una enseñanza de la historia: hablar además con nuestr@s, muert@s, caíd@s en la lucha, desaparecid@s, pres@s, desplazados, excluíd@s es hacer vigente por lo que lucharon y haciéndolo nuestro según las condiciones actuales, nuestros ritmos y necesidades y sueños.
Eso ya sucede, poco a poco, pero nos falta hablarnos, escuchar y acordar acciones y construcciones desde abajo entre las distintas fuerzas, comunidades, pueblos. Meditar sobre lo que cada quien hace y quiere lograr y además definir acuerdos para ir más allá de nuestros espacios. Espacios que por cierto ya no son de confort o de comodidad, pues los acosa, agrede y hasta destruye el poder opresor cuando lo dejamos hacer su voluntad. Pero aún hay desconfianza y hasta miedo, pues se teme que los otros (así sepamos que andan en la lucha) nos infiltren, nos engañen y nos arrebaten "nuestro territorio, nuestro patrimonio y nuestro estilo o modo de vida".
Peor tantito es cuando nos  acercamos con agendas que no son propias, que ni siquiera fueron consultadas a las comunidades y colectivos, sino que las imponen las instituciones del poder, incluidos sus partidos (elecciones, programas sociales, ofertas empresariales de migajas a cambio del despojo); o bien cuando dependemos de las redes de la sociedad civil llamadas ONG, algunas internacionales, que  dicen hacia dónde caminar, a qué ritmo e incluso sobre qué temas discutir, con quiénes y cuando, a cambio de subsidios para viajar, para tener algunos instrumentos de trabajo educativo, de comunicación o de apoyo legal. Unos nos tratan como clientes, otros como sus niños, ambos no dejan crecer, aunque nos engañen con espejitos, con discursos, con pantallas que nos apantallan un ratito.
Por ello, estar de acuerdo con las y los que nos son de este espacio, que no portan la misma camiseta, nos cuesta el resto de esfuerzos, más si en nuestra organización o comunidad solo hablan y deciden unos cuantos y hasta los respetamos, aunque ellos no nos respeten, sino que nos vean y presenten como sus bases, su gente, sus convocados. Pero como están los mandones agrediendo a todos y a todas, más vale ya mirarnos como pueblo, como pueblos, como movimiento antisistema, anticapitalistas para empezar, nada menos.
Y es que el mundo y México de manera destacada vive en una noche en la que nos amenaza la represión, el engaño, la miseria, la enfermedad y la muerte que producen el capital, el patriarcado, el racismo, el modo depredador de la vida toda. Lo hace por medio del poder grande de los monopolios, los financieros, los imperios, pero también los estados, los sistemas de partidos de estado y los gobiernos malos y mañosos.
Por eso vamos a hablarnos a reflexionar con respeto para aprender entre todos cómo unirnos contra el poder, cómo salirnos de su cerco, cómo no copiar sus métodos y estilos y cómo construir desde ahora, desde abajo un poder popular autónomo, autogestivo, comunitario y con capacidad de defensa de nuestro proyecto y de la vida. Por ese camino van algunos ya se escucha lo que hablan.