Congreso de los Pueblos / Prensa Rural

 

El capitalismo está en crisis, el permanente estado de guerra que afecta a diversas naciones evidencia el afán de unos países y grandes empresarios por terminar de raspar la olla para quedarse con lo poco que han dejado luego de miles de años de explotación, y Colombia no es la excepción.

El actual gobierno colombiano, al igual que los anteriores, es casi que un perro faldero, obediente y arrodillado de los grandes poderes económicos, aplica al pie de la letra todas las “recomendaciones” que llegan de organismos como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo, o sea, de los grupos económicos que tienen a unos pocos con toda la riqueza del mundo mientras a unos muchos nos mantienen hundidos en la pobreza, la guerra y la contaminación.

Hay quienes dicen que en Colombia estamos en un desgobierno, que el presidente Duque es un títere, o que aquí no hay autoridad. Lo cierto es que sí hay gobierno, pero gobierna con los intereses de un pequeño grupo de ricos y terratenientes que siempre ha estado en el poder, no gobierna pensando en solucionar los problemas del pueblo trabajador, por ende no es títere, sino que también sabe lo que hace, también tiene sus planes, que aunque nos parezcan irracionales o tontos, son los planes de quienes manejan el país.

Las grandes asociaciones empresariales lo han llamado “uno de los mejores gobiernos”, y claro que hay autoridad, pero una autoridad de sangre y fuego, de fuerza contra los brotes de protesta o resistencia, así mantiene la política de asesinato a líderes sociales, comunidades indígenas y excombatientes mientras reprime la protesta social, en la que jóvenes y adultos han sido mutilados y muertos a manos del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad).

El resultado de un gobierno así solo puede llevarnos a una crisis, porque mientras se mantiene la política de hacer a los ricos más ricos y a los pobres más pobres, la olla va cogiendo presión hasta que un día revienta, porque el pobre aguanta hasta que llega a un punto en que no puede amarrarse más el cinturón y le toca alegar, van ejemplos de las políticas que nos motivan a unirnos, organizarnos y movilizarnos:

 

1. En materia laboral, ya adelantan una reforma, que estará lista en diciembre cual regalo de navidad, que incluye: la aplicación de salario mínimo -por debajo del mínimo del 75% para menores de 25 años, el fortalecimiento de la indigna contratación por horas, la creación de un injusto salario por regiones, así las regiones que están en la miseria terminarán de morir de hambre, la eliminación de las horas extras, el recargo nocturno, dominicales y festivos, sin contar la eliminación del pago de las cesantías. La ley del embudo, lo ancho pa ellos y lo angosto pa uno.

 

2. En materia pensional, una reforma que incluye el aumento de la edad de pensión, elimina el derecho a pensionarse, fortalece los subsidios bimensuales de los Beneficios Económicos Periódicos (BEPS), que son aportes cuentagotas, privatiza Colpensiones dejando las pensiones en manos del grupo Aval, aumenta las semanas de cotización para pensión y seguridad social. El salario de los jóvenes no va a rendir y los ancianos estarán condenados a morir trabajando o en la miseria. El ministro ya dijo que nos vamos a pensionar con lo que alcancemos a ahorrar.

 

3. La aprobación de la Ley de Financiamiento, que busca bajarle los impuestos a los más ricos y subirlos a los trabajadores, y lo que ya aplicaron con el Plan Nacional de Duque, el aumento del 35% en servicio de energía eléctrica para pagar la deuda de los corruptos de Electricaribe.

 

4. Además, medidas que llaman el “holding financiero”, que solo es privatizar todo lo poquito de público que queda, y dejarlo a los empresarios sanguinarios que manejan todo a su acomodo, fusionando empresas estatales y acabando con veinte mil empleos, quitándole el control financiero del Estado a empresas como Ecopetrol, Cenit y regionales dejándolas a la deriva en las bolsas de inversiones, generando inestabilidad financiera del Estado que puede llevar a una crisis económica sin precedentes, además subastarán el espectro electromagnético: todo lo que tenga que ver con comunicación y medios electrónicos pertenecerá a quien más tenga para pagar, seguro una empresa multinacional.

 

5. Esto es lo que viene y algo de lo que han podido aplicar, pero en este gobierno, en su corto tiempo de ejecución, ya da cuenta de sus lesivas políticas: construye un puente y se le cae, construye una represa que puede ser el mayor desastre ambiental de Latinoamérica, permite la caza de tiburones, destruye el medio ambiente con las grandes multinacionales que invaden nuestros territorios de minería e hidrocarburos, está hundido en escándalos de corrupción y criminaliza todo lo que suene a protesta social, por medio de amenazas, represión, cárcel y muerte.

No se olvidan los incumplimientos que este gobierno y los anteriores han tenido con paros pasados, el paro agrario de 2013, la minga nacional de la Cumbre Agraria en 2014, las movilizaciones de 2015 y 2016, y el paro estudiantil de 2018.

No podemos permitir que nuestro país siga en manos de esta política nefasta y criminal. Es justo tomar consciencia, unirnos, organizarnos, dejar la apatía y la obediencia ciega, salir a las calles, con la cacerola, la pancarta o el megáfono, exigir, movilizarnos y presionar no solo que se detengan estas políticas, sino que el presidente Duque y su gabinete renuncien, en una muestra de respeto con el pueblo colombiano, que ha luchado por la vida, la soberanía y la dignidad en sus territorios.

 

La jornada unitaria de movilización del 21 de noviembre ha sido un termómetro en el que se miden fuerzas y capacidades, hacia la construcción de la huelga y paro general del pueblo colombiano en contra del gobierno Duque. En calles y carreteras seguimos. (Extracto)