Cuando iniciamos la lucha contra Agua Zarca,

yo sabía lo duro que iba a ser. Pero también sabía que íbamos a triunfar.

Me lo dijo el río

 

Berta Cáceres

 

2 de marzo 2020. Hoy se cumplen 4 años en que Berta Cáceres fue sembrada en su tierra natal “La Esperanza” en Intibucá, Honduras. Su cobarde asesinato se conjuró al mismo momento del atentado que sufrió nuestro compañero Gustavo Castro, sobreviviente y testigo a quien durante sus testimoniales le fueron violados sus derechos por el gobierno hondureño, lo cual, ya mostraba que la injusticia e impunidad sería parte del colofón de esta historia tan recurrente para quienes se atreven a defender la vida en América Latina.

Berta Cáceres fue, es y sigue siendo una mujer Lenca a quien se le arrebató la vida por como vivió, por como resistió y luchó durante toda su vida y porque su fuerza combativa desafió a los intereses del poder capitalista y patriarcal, principales culpables del despojo de la vida, de la destrucción de los bienes naturales y del saqueo del territorio.

A Berta, la ambientalista, madre de cuatro hijos, abuela, hija, hermana, co-fundadora y vocera del Consejo Cívico de las Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), le quitaron la vida los sicarios envalentonados y serviles al modelo global. También participaron las instituciones económicas y políticas del estado hondureño que, por encima de la vida de su población, obedece y se alía con corporaciones globales que explotan, despojan y se enriquecen de modo enfermizo con la depredación de los bienes naturales de países que gracias a sus pueblos originarios los tienen en abundancia. Fue asesinada por la colonialidad, como un patrón de clasificación y ordenamiento de la población y territorios, refuerza el racismo contra los pueblos indígenas y afrodescendientes de Honduras y del resto de América Latina. Fue asesinada por la violencia patriarcal, que ha oprimido históricamente la integridad de las mujeres.

También se cumplen 4 años en que las resistencias le han mostrado al mundo que el estado hondureño y su clase política incluyendo el congreso, el ejecutivo, el ejército, la policía y el poder judicial es corrupta, agresiva y violatoria de derechos, quienes además continúan asesinando a defensores de los derechos.

Para la Red Mexicana de Afectadas y Afectados por la Minería, la muerte de Berta ha tenido un efecto simbólico, pues su acción política como defensora de la naturaleza, de las mujeres, de los derechos de los pueblos indígenas, continúa siendo un ejemplo para miles de personas conscientes sobre la importancia de unificar esfuerzos para concretar transformaciones sociales frente a este modelo globalizador que es avasallador.

Berta vivió, resistió y luchó porque otro mundo sea posible. La claridad de su lucha y de su visión ilumina el compromiso de los pueblos para con sus territorios y protegerlos y conservarlos a través de su comunalidad y respeto por la vida y la naturaleza. Berta continúa siendo la voz y la fuerza de todas y todos. Berta es la primera línea de paz, ante la guerra de la reivindicación de las luchas indígenas que avanzan de la mano de nuevos procesos anti patriarcales y descolonizadores.

 

RED MEXICANA DE AFECTADAS Y AFECTADOS POR LA MINERÍA (Extracto)