Palestinian Centre for Human Rights

 

A pesar de que durante más de un cuarto de siglo los Acuerdos de Oslo sacrificaron derechos humanos y el derecho internacional, el plan del presidente estadounidense Donald Trump para Oriente Próximo supone acabar totalmente con el derecho internacional y legitimar más de 50 años de violaciones por parte de Israel del derecho internacional humanitario en los territorios palestinos ocupados desde 1967, lo que equivale a crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. En vez de referirse a los principios del derecho internacional y a las resoluciones de la ONU, incluidas las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas respaldadas por Estados Unidos, el actual gobierno estadounidense ignora flagrantemente estos principios, promueve la lógica de la fuerza por encima de la verdad y recompensa a Israel por sus crímenes.

Bajo el llamado proceso de paz Israel siguió apropiándose de partes del territorio palestino ocupado y creando hechos consumados irreversibles, como triplicar sus planes de expansión de las colonias, crear una mayoría judía en la Jerusalén Oriental ocupada y aislar y obligar a su población palestina local a salir de la ciudad, construir el muro de anexión, imponer un bloqueo a la Franja de Gaza, dividir entre sí ciudades, aldeas y campamentos de refugiados de Cisjordania por medio de colonias, carreteras de circunvalación [exclusivas] para colonos y cientos de puestos de control militares.

En pocas palabras, la ocupación militar israelí logró cambiar las características del territorio palestino ocupado, confiscó sus recursos y privó a la población palestina de sus derechos inalienables en favor de los colonos israelíes.

Israel creó una nueva versión del apartheid en la que los colonos gozan de privilegios a expensas de la población originaria a la que se asedia y separa en bantustanes, despoja de sus derechos amparados por el derecho internacional y oprime por medio de la ley y de la fuerza bruta impuestas por sus fuerzas de ocupación y el gobierno militar.

El plan de Trump legitima todo lo anterior en nombre de la paz y ratifica el control de Israel sobre el territorio palestino ocupado, aunque le exime de sus responsabilidades para con la población. Según el plan de Trump, la población palestina tendría un espejismo de Estado con una autonomía limitada y sin continuidad geográfica o soberanía sobre sus tierras y recursos.

Rechazamos firmemente el plan de Trump, que legitima los crímenes israelíes y priva a la población palestina de sus derechos jurídicos y políticos, y establece las bases de un nuevo tipo de apartheid.

Creemos que la única manera de lograr una paz justa y duradera es respetar el derecho internacional, incluido el derecho internacional humanitario y las normas internacionales de derechos humanos, proteger los derechos inalienables del pueblo palestino, incluido su derecho a la libre determinación, y acabar con la ocupación militar israelí.

Por consiguiente, instamos a la comunidad internacional a defender y proteger el imperio de la ley y a apoyar los mecanismos internacionales para exigir responsabilidades, incluida la Corte Penal Internacional.

La comunidad internacional debe adoptar medidas firmes contra los planes de Israel de anexionarse los valles del norte del Jordán y otras partes de Cisjordania, unos planes que, como deja claro el plan de paz propuesto por Trump, apoya el gobierno estadounidense.

El Palestinian Centre for Human Rights es una organización palestina independiente de derechos humanos cuya sede está en la ciudad de Gaza.