Alfredo Velarde

[...] Uriel nos transmite un pensamiento que aspira a estar en movimiento, siempre dispuesto a la crítica y la confrontación contra nuestros naturales adversarios de clase. Una razón por la cual y para él -convencimiento en que lo acompaño-, sólo un pensamiento que existe como crisis y negación puede aspirar, sin ambages, a ser y devenir en pensamiento crítico-alternativo frente al caos desintegrador que todo lo pudre, como en el caso concreto del capitalismo. Este es el motivo, merced al cual, coincido tanto con la letra como con el espíritu de nuestro autor, en el sentido de que el ejercicio de la crítica es la ruptura con los modos en que ha sido transmitida la historia y el saber en sintonía y concordantemente con el inefable principio de autoridad estatal y gubernamental que José Uriel convocó a combatir sin rescoldos de duda, ni espacio alguno para la estasis paralizante del viejo “socialismo de cátedra” que acostumbra pregonar -al modo socialdemócrata- todo aquello que nunca hace, ni hará: luchar para confinar al basurero de la historia a este modo de producción y para gestar, con ello, un nuevo proyecto de socialismo libertario auténticamente resignificado en la lucha para emancipar integralmente al existente humano y trabajador, sin explotadores ni explotados y sin gobernantes ni gobernados.
En ese mismo tenor, el trabajo de razonamiento teórico-político y su avezada voluntad divulgativa a través del periodismo de crítica anticapitalista y revolucionaria que José Uriel emprende, se nos aparecen como una relevante síntesis que, lo mismo se ocupa de analizar y cuestionar las formas del capital, en ocho de sus artículos que aparecen bajo ese mismo rubro (en la primera parte de la antología); que analiza después la formas específicas en que los propósitos del Estado autoritario y de clase, en tanto que instrumento al servicio de los explotadores propietarios privados, se anudan precisamente con ellos para los consabidos propósitos de esa clase parasitaria y usufructuaria del amplio plusvalor social robado al trabajo humano colectivo. Un conjunto de asuntos estos, que llevan, en su segunda parte -compuesta por once artículos-, al establecimiento tanto de las diferencias entre Estado y gobierno en la globalización, por ejemplo, como al análisis del Sector Hegemónico del capital y su conformación como factor empírico-decisivo del Bloque del Poder -al modo gramsciano-, y que, luego, lo conduce al tratamiento plenamente integrado de las crisis, para arribar hasta su pertinente definición de la relación social capitalista dominante, como aquella que resulta ser inmanente al capitalismo catastrófico padecido en el mundo de hoy como tiene a bien caracterizarlo José Uriel.
[...] ¿Cómo puedo concluir esta participación mía en la presentación de Capital Depredador y Rebelión? Lo intentaré hacer, considerando las cosas ya planteadas en favor de este trascendente trabajo producto del inconforme talento creativo de nuestro autor, tratando de suscribir, amplificar y generalizar el tan explícito cuanto implícito llamamiento a la rebelión general de todos los insumisos e inconformes radicalmente opuestos a una forma económica y política tan inhuma como lo es toda forma capitalista explotadora y opresiva de generar valor y plusvalor, contra todos nosotros. Unas cuantas palabras a manera de conclusión Quiero agradecer al grupo de compañeros activistas y editores de El Zenzontle, por la privilegiada oportunidad de conocer tanto la letra rebelde como el espíritu revolucionario de José Uriel. Estoy convencido en que la comprensión de esta inhumana sociedad que nos ha sido impuesta y que se tiene que destruir, se encuentra en su más decisiva, profunda y despiadada crítica contra lo establecido. Una crítica, es verdad, que sólo puede expresarse de manera coherente si es capaz de expresarse tanto en el carril propio de los momentos de reflexión y elaboración escritural de ella, con fundado conocimiento de causa -al modo en que nuestro ya desaparecido autor lo demostró fehacientemente en estos escritos-; como en las inevitables revueltas y acciones generalizadas de movilización y lucha alternativa, que deberán aterrizar -así en lo nacional como en lo internacional- en la creación de nuevas formas de organización y lucha revolucionaria horizontal y en contra del statu quo hasta demolerlo del todo, a fin de crear lo nuevo.
Sólo fusionando en un solo proceso virtuoso general de decidida resistencia y lucha, tanto en el plano del ejercicio pensante y escritural con el cual cuestionamos la realidad padecida y para lo cual precisamos valernos de las armas de la crítica; y vinculado directamente ello con el ejercicio práctico consistente en el desarrollo empírico-práctico de la conciencia social, la agitación y la propaganda, además de la organización alternativa en las luchas concretas que ya hoy se están desarrollando por doquier, y sobre todo, en las que apenas y todavía están por aparecer en el devenir histórico-concreto, en forma catártica y ubicua, podremos aspirar a invertir la actual y desfavorable correlación de fuerzas en favor de nuestros enemigos, en favor del movimiento de las y los trabajadores que se orienta a la recuperación de su independencia de clase y de su autonomía, en favor de la autogestión social generalizada, consejista y científico- técnica, para ofrecer la posibilidad de tránsito a las formas más radicales y eficaces para el combate definitivo del cual pueda surgir, merced al ejercicio liberador -en última instancia- de la crítica de las armas, la emancipación social sin cortapisas que la humanidad y el dolido existente humano nos merecemos en general, para ser y existir sin dioses, ni reyes, ni amos, ni patrones, ni gobernantes o líderes de ninguna especie. ¡El tiempo apremia! ¡Démonos a la tarea!