En México, defender la dignidad, la autonomía y la soberanía, para los pueblos se vuelve cada vez más difícil. El proyecto de los ricos, del capital, del poder, es, al final de cuentas, la historia del despojo, del sometimiento, de la esclavitud, de la expropiación, de la humillación, de la deshumanización, del proyecto de muerte que por años ha padecido nuestro pueblo.

Comunidades enteras han sido despojadas y desplazadas de sus territorios con la finalidad de extraer los minerales, las aguas y la biodiversidad que se encuentra en los lugares donde habitan; miles de hectáreas donde se producían los alimentos con la agricultura comunitaria, hoy se cubren con planchas de cemento y miles de casas de interés social sin ninguna planeación, solo “don dinero” reina.

Por eso, cuando vemos cómo los pueblos vienen organizándose, coordinándose y luchando en contra del despojo y por la defensa de sus recursos naturales, sabemos que nuestro proyecto es de vida; que es totalmente opuesto a los intereses de politiqueros, diputados y presidentes de cualquier partido político de este país, que no van a titubear ni un instante para traicionarnos, a criminalizar a quienes defienden sus territorios, de perseguir y reprimir al pueblo para servir a los intereses de transnacionales.

Eso se comentaba en reciente reunión en Coyotepec, donde se tuvo memoria del acuerdo que el presidente municipal en turno contrajo con la ciudadanía que dice representar, de respetar la voluntad en las elecciones al elegir la administración del agua.

Sin embargo, al ver afectada su intención de privatizarla, ha realizado una serie de acciones para deslegitimar y desprestigiar a la planilla electa propuesta por el movimiento “9 de junio”. Reuniones en cabildo con la promesa de abastecer el agua a la población mediante un generador a cambio de pagar 500 pesos, brigadas recorriendo los barrios tratando de persuadir para aceptar la municipalización por parte de personas del programa “prospera”, el paro laboral de las secretarias de la administración, la toma por policías del pozo central, mismo del cual los pobladores acudían a surtirse y que ahora para hacerlo deben pagar a Anguiano 100 pesos, etc.

Para detener esto, el pueblo se organizó, barrio por barrio, para hacer una colecta y buscar soluciones a la cerrazón de la CFE, para reconectar la cooperación casa por casa por parte de responsables por barrio; esto pone de manifiesto una comunidad más integrada, más consciente de las batallas que hay que dar para construir sus proyectos comunitarios autonómicos.

Por lo pronto, se ve a los comuneros manifestarser por los barrios de Coyotepec y, la la vez, en la ciudad de méxico junto a los compas de Atenco, Xochitlahuca y los mestros democtáticos del estado de México en protesta contra los despojos y en fensa del fuego nuevo que se levanta construyendo comunidad en la lucha.