Por Daliri Oropeza en Pie de página.

 

El jueves 24 de septiembre asesinaron al defensor del territorio Óscar Eyraud Adams, kumiai de Tecate, Baja California. Él denunció el despojo de agua de las trasnacionales, y la negativa de Conagua de permitirles un pozo. Buscaba la libre determinación para su pueblo.

Óscar Eyraud Adams siempre tenía ganas de aprender. Defendía las codiciadas tierras del pueblo Kumiai en Tecate, Baja California. Nació en la comunidad Juntas de Neji, en un lugar que se llama Rancho los baños. Sus amigos lo recuerdan siempre preocupado por la tierra que cultivaba. Una persona que siempre les expresó orgullo de su cultura y tradiciones.

En septiembre denunció la corrupción en las concesiones actuales de la Conagua en la región. Evidenció la negativa de la Comisión a permitirles a los habitantes kumiai hacer un pozo que alimente los cultivos de la comunidad. Óscar lo denunció: Sin agua, la comunidad Kumiai de Tecate corre el riesgo de desaparecer.

Mostró ante las cámaras de un periódico de circulación nacional la tierra árida en dónde antes había árboles frutales:

Todo esto desapareció por falta de agua; porque no tenemos la suficiente agua. No tenemos un permiso para extracción de agua con un pozo, y queremos que Blanca Jimenez titular de Conagua nos considerara antes que a las grandes empresas consumidoras de agua. Heineken tiene más de 12 pozos, y el acuífero está sobreexplotado”.

El pueblo Kumiai carece de agua para su siembra. Óscar participó en reuniones asamblearias y organizativas para la libre determinación del pueblo Kumiai; para defender el agua ante el constante asalto de las corporaciones. Estaba al pendiente de que vinícolas, extranjeros o “vivillos» locales, no le quitaran terreno a la comunidad.

Él estaba comisionado por su comunidad Kumiai Juntas de Nejí para investigar sobre el derecho a la libre determinación y la autonomía. Ante la amenaza que vive por la falta de agua, indagó sobre los tratados internacionales que les respaldaran. Y se acercó a los abogados agrarios del Congreso Nacional Indígena.

Sin pelos en la lengua”, tenía más de dos años sumergido en el tema del agua y su escasez en el territorio Kumiai. Denunció la sobre explotación de los mantos por las empresas trasnacionales y el desabasto de agua. Denunció las omisiones de los gobiernos local, estatal y federal ante el derecho al agua y la falta de interés de las autoridades por los pueblos indígenas de Baja California.

En ese contexto se da la extracción del agua de la vinícola LA Cetto en el Valle de Guadalupe. Esta empresa se ha apoderado de terrenos en la región Kumiai de manera discrecional.

Oscar andaba duro con la crítica al gobierno farsante, que es bien sabido que el gobierno no deja trabajar más que a los narcos. Y pues con el tema del agua hay muchos intereses de por medio, intereses políticos, transnacionales por las empresas de cerveza, y pues económicos ni se diga. Mostraba su inconformidad con el gobierno por el abandono al que someten a los integrantes del pueblo Kumiai, olvido que los está llevando a su extinción”, asegura el activista Mauro Cuevas.

Óscar se mostraba orgulloso de ser Kumiai, conocía muy bien las tierras áridas de Tecate, las caminaba para contemplar los antiguos asentamientos de su pueblo. Hizo varios compromisos con sus amistades de llevarlos a conocer “una que otra rareza Kumiai poco conocida”.

Se perdía en la sierra”, asegura el activista Adrián Zapata. Él lo recuerda “correoso, igual que el clima de la Baja California”. El modo en que luchaba por su pueblo era haciéndolo visible. Exigiendo que se respetaran sus derechos y su existencia, aunque la lengua se esté perdiendo.

Lo recuerdo preocupado por el futuro de su comunidad, negado al exterminio kumiai”, describe la activista Diana Tlazohkamati.

La lucha por el agua tenía que ver con la defensa de su propio origen. Óscar era consciente de la relación de su pueblo con el agua, por eso el activista Adrián Zapata la describe como “literalmente y metafóricamente, una lucha única, pionera, arrojada. Se enfrentó sólo a la peor y más mortal guerra en el mundo, la de la defensa el agua”.

Diana dice que su lucha buscaba poner en manos de quién realmente sepa utilizarla, el agua para el bien común: el pueblo kumiai.

Él denunció las “tácticas de despojo del Estado contra los pueblos originarios para disolver prácticas comunitarias, que impulsarán la economía y su tejido sociocultural kumiai. Que el gobierno estaba tan interesado en su despojo que ellos sabían que no podían ingresar con seguridad por ejemplo a un hospital porque temían ya no salir con vida.”, asegura Diana.

En su mente, siempre estuvo una escuelita para una educación digna, para su comunidad, que rescatara los saberes de sus ancestros.

De norte a sur, anduvo Óscar

Oscar participó en diferentes movimientos sociales durante el sexenio de Peña Nieto, en el país. Le tocó convivir con pueblos que abren caminos para ejercer la libre determinación.

Sus amigos lo recuerdan codo a codo con las comunidades purépechas de Cherán, aprendiendo de las fogatas de las mujeres que hacen guardias día y noche. Aprendió cómo este pueblo sacó al crimen organizado de sus bosques.

Cuando Óscar estuvo en el paro Laboral de Jornaleros en San Quintín, platicaba con todas las familias. Cuentan de su participación en las mega marchas de maestros de la CNTE en contra de la Reforma Educativa de Enrique Peña Nieto. O en la colecta y entrega de víveres al plantón de maestros de Nochixtlán, después de la represión en Oaxaca. Circulan en las redes fotos del apoyo incondicional que tenía con las familias de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

También participó en la campaña nacional para la denuncia de Desapariciones forzadas, tejiendo trabajo con organizaciones en búsqueda en campo. Hace unos días organizó brigadas para la búsqueda de jóvenes desaparecidos, y el caso de una madre de Ayotzinapa que vive en Mexicali.

Lo recuerdan al pie del cañón en las jornadas de apoyo y demanda de liberación de la defensora del territorio kumiai Aurora Meza en todo el estado. Ella fue acusada de robar un caballo por no querer vender sus tierras a un político priísta.

La activista Diana Tlazohkamati lo recuerda como “una persona de gran corazón. Sumándose con una gran entrega a acciones nacionales y locales.

Mauro Cuevas admiraba a Óscar por que “cuándo había que decir algo nunca se quedaba callado. Era aferrado. Un pinche guerrero Kumiai, siempre preocupado por su comunidad y sus amistades. Sincero, inteligente, de acción. Buen amigo, de esos con los que te avientas todo el día risa y risa; plática y plática; y que nunca te dejan abajo”.// (Extracto)