El viernes 21 de febrero se reunieron en el instituto de Geología de la UNAM representantes de los pueblos ancestrales e i

nvestigadores en el tercer conversatorio hacia el Foro Social Mundial del eje temático: pueblos originarios. Entre ellos participó Jean Robert, antropólogo y arquitecto, quien expuso la idea de ruptura epistémica y la relación que esta guarda con la propuesta zapatista y las comunidades.

Robert definió la episteme como “el conjunto de las cosas que en determinada época y en determinada cultura se consideran como verdaderas”; de tal forma que “lo que se considera como verdadero en los mundos urbanos de México, no corresponde con lo que se piensa, se vive y se siente como verdadero en las comunidades indígenas”. Eso es una ruptura epistémica. Y la población urbana es inconsciente de esas rupturas, volviéndose imperialista epistémica, creyendo que esas verdades son universales. El drama radica en que la episteme europea frente a la de los pueblos indígenas es la dominante, la cual se concreta entre otras imposiciones en los proyectos de desarrollo.

El “desarrollo” desde el punto de vista neoliberal-capitalista, entiende cada trabajo que mantiene la existencia humana como un sector de la economía, perdiendo de vista que la subsistencia es algo radicalmente distinto a la economía; ésta es un conjunto de teorías basada en la escasez, y el concepto opuesto desde los pueblos originarios y también históricos es el concepto de subsistencia, por lo que hay que distinguirlos.

Una enseñanza del zapatismo actual es que aunque por ahora no podamos separarnos del neoliberalismo, de la economía capitalista, podemos reconstruir la subsistencia sin ser nostálgica ni una vuelta al pasado: “la característica de la subsistencia es que pone la contribución del esfuerzo corporal, el esfuerzo físico. Y si hay una cosa que detesta la economía es el esfuerzo corporal… La economía es un sistema donde cada acto que destruye autonomía crea una necesidad de más, una destrucción de la autonomía”, así se destruye, por ejemplo, el medioambiente para tener un aire acondicionado.

Al terminar este conversatorio los asistentes acudieron a la marcha convocada por el CNI y el EZLN en el marco de las Jornadas en la Defensa del Territorio y la Madre Tierra “Samir Somos Todas y Todos”, cuyo punto de reunión fue las oficinas de la CFE (dependencia encargada del Proyecto Integral Morelos) en Paseo de la Reforma con un nutrido contingente.

La marcha avanzó por Reforma hasta llegar a las oficinas de la Fiscalía General de la República donde se realizó un mitin en el cual los oradores acusaron al gobierno de AMLO de ser el responsable del asesinato de Samir Flores Soberanes y de la continuidad de los megaproyectos de muerte. El calor estaba en su punto álgido y el sol caía por el cielo del poniente. Al reiniciar la marcha, otro gran contingente se unió a la altura de la Glorieta de Insurgentes en medio del cálido saludo de quienes observaban.

La gente observó la marcha, la primera gran marcha que enfrenta este gobierno aparentemente sin oposición popular; estuvo encabezada por los concejales del Concejo Indígena de Gobierno, avanzó por avenida Juárez, entre consignas sentidas y obvias para los transeúntes que incrédulos y esperanzados contemplaban: “¡Obrador decía que todo cambiaria, mentira, mentira: la misma porquería! ¡Queremos frijol, queremos maíz, y a la termoeléctrica fuera del país!”

Al caer la noche, la marcha llegó al zócalo, donde los oradores explicaron la destrucción que trae cada proyecto neoliberal como el Tren de Muerte en la Península de Yucatán, el aeropuerto en Santa Lucía, los sets de filmación en Xochimilco y el corredor transístmico entre Oaxaca y Veracruz. Las frías ráfagas de viento levantaron las mantas y el ánimo de los asistentes al escuchar que se había colocado un busto de Samir en pleno Zócalo.

Al concluir el mitin se informó que al día siguiente se realizaría la asamblea de clausura en Amilcingo, Morelos. Muchos de los asistentes se quedaron ahí para salir temprano rumbo a la Asamblea, juntos con esos cuerpos que saben ancestralmente de subsistencia, de resistencia y rebeldía y otros más con sus cuerpos dolidos porque recién aprenden, más allá de la teoría, lo que es poner a contribución del bien común, el esfuerzo corporal.

Oscar Ochoa