Union Nacional de Técnicos y Profesionistas de Pemex

Una de las preguntas más frecuentes en estos días es ¿qué sigue después de la pandemia? Qué sigue en todos los ámbitos, en el económico ante el brutal desempleo, en el ecológico, cuando vimos la recuperación de la naturaleza en unos cuantos días, en el social (si ya no vamos a poder saludar de beso a las amigas) y para los trabajadores en materia de seguridad social, estabilidad en el empleo y las nuevas formas de trabajo como el teletrabajo o trabajo en casa.

Ante esta incertidumbre, se han realizado una serie de foros a nivel mundial para discutir el futuro de los trabajadores. La Asamblea Sindical Mundial 2020 que se realizó durante los meses de julio, agosto y septiembre, con el tema Pandemia y más allá: Trabajadorxs organizando para un futuro público-común, en la que participamos 700 federaciones, sindicatos y centrales obreras de 160 países de los 5 continentes, es uno de los más grandes esfuerzos realizado en los últimos años por los trabajadores. Y lo menciono para que tengamos conciencia de que no sólo nosotros tenemos dudas, incertidumbres y hasta temores, todos los trabajadores del mundo estamos preocupados por lo que viene después de la pandemia. Igualmente es importante mencionar el esfuerzo de los Sindicatos por la Democracia Energética (TUED, por sus siglas en inglés) que es una iniciativa global y multisectorial que tiene como propósito avanzar la dirección y el control democrático de la energía para promover soluciones a la crisis climática, la pobreza energética, la degradación de tierras y de gente, y responder ante los ataques a los derechos de los trabajadores.

La crisis del covid-19 ha puesto en evidencia las otras crisis que ya veníamos denunciando, las desigualdades estructurales en todos los ámbitos, las fallas del sistema económico global. La desigualdad y la exclusión nunca habían sido tan visibles, según la OIT, 195 millones de Trabajadores en el mundo se quedaron sin empleo tan sólo en el 2° trimestre de este año, millones de personas sin hogar por no tener dinero para pagar la renta. Amplias mayorías, inmersas en el desempleo, subempleo, empleo precario, salarios insuficientes. Las mayorías en la pobreza, sin alimentación adecuada, sin educación y, por otro lado, una acumulación exagerada de la riqueza en unos cuantos. El SARS-CoV2, también evidenció que empleos que eran menospreciados y muy mal pagados, como los trabajadores de recolección de basura, son imprescindibles, mientras que los trabajadores de la salud fueron los trabajadores más afectados en su integridad física por tener condiciones de trabajo muy difíciles, muchos murieron o enfermaron por falta de equipo suficiente o adecuado.

A medida que se extiende la crisis sanitaria, se agudizan las condiciones laborales de los trabajadores, particularmente las de los jóvenes y las mujeres, principales víctimas del desempleo, con un incremento dramático en la violencia interfamiliar. El confinamiento adoptado para evitar la propagación del virus incrementó la violencia contra las mujeres, pues entre el 16 de marzo y el 30 de abril se contabilizaron 405 casos de feminicidios en México.

El diálogo social es una de las principales víctimas del SARS-CoV2, pues al eliminar las reuniones presenciales, las violaciones a la Libertad Sindical se intensificaron, al suspenderse las actividades de las oficinas de gobierno y particularmente las de la STPS, se paralizó la actividad sindical al posponerse las reuniones programadas, aplazarse los emplazamientos a huelga y las elecciones de los sindicatos.

La actividad sindical fue afectada al no poderse realizar asambleas presenciales y realizar reuniones virtuales, provocando la dispersión del colectivo que dificulta la acción sindical

Debemos exigir que, si los trabajadores hacemos teletrabajo, la Secretaría del Trabajo aplique las herramientas digitales para realizar en línea, los emplazamientos, notificaciones, trámites de registro de los nuevos comités ejecutivos y todas aquellas actividades que requieren de la aprobación de la STPS.

Otra de las características de la pandemia, ha sido el Teletrabajo, que lleva consigo la extensión de la jornada laboral, pues los jefes hablan a cualquier hora sin respetar horarios o piden trabajos a entregar en fines de semana, reduciéndoles el tiempo de descanso. Una de las principales luchas que hay que dar, es regularlo, si bien sus contornos no están bien definidos, se asemeja bastante al trabajo a domicilio previsto en el convenio 177 de la OIT, que nos puede servir de base para negociar en el futuro y el convenio 156 de la OIT sobre la compatibilidad de la vida familiar en el trabajo. Y establecer leyes que establezcan la desconexión digital, en Europa se ha avanzado mucho en el tema, algunos países europeos ya lo lograron, desde 2017 se Instauró en Francia y en 2018 en España y aquí en México en febrero de este año se presentó en el senado una Iniciativa con Proyecto de Decreto por el que se Adiciona el Artículo 68- Bis a La Ley Federal Del Trabajo, en Materia de Desconexión Digital en el Ámbito Laboral.

Hoy tenemos nuevas herramientas que debemos aprovechar para avanzar en materia de democracia y libertad sindical y contratación colectiva, como la ratificación por parte del Senado de la República del Convenio 98 de la OIT y el Capítulo laboral del T-MEC, el tratado internacional trilateral que sustituyó al TLCAN, así como La reforma al Artículo 123 constitucional de 2017, que obliga al voto libre, personal directo, universal y secreto.

No se ve claro para cuándo podremos regresar a la nueva normalidad, pero lo que sí queda claro, es que, regresando, vamos a tener que promover y defender la libertad sindical y la negociación colectiva. También queda claro que no queremos regresar a lo mismo, tenemos que construir un nuevo futuro y lo tenemos que construir nosotros, los trabajadores. Las propuestas sobre la distribución de la riqueza, la crisis sanitaria, ambiental, humanitaria, social, política y de desempleo, deben venir de un movimiento sindical organizado, que debe generar respuestas muy audaces.

Debemos luchar contra la acumulación por despojo, que provoca muerte y la destrucción de nuestros recursos naturales como el agua, detener la expoliación de territorios y luchar para que los campesinos tengan garantía de la propiedad sobre su tierra y la venta de sus cosechas, lograr la garantía de trabajo decente a todos los trabajadores y garantizar condiciones de vida digna para los niños y niñas.

Es el momento de buscar alternativas que permitan que los estados tengan recursos para solventar las necesidades sociales de los pueblos, y una de ellas es dejar de pagar la deuda externa que ya ha sido pagada varias veces y que cada día aumenta en vez de disminuir, o lograr una moratoria, así como el cobro de impuestos a los oligarcas que durante años han sido eximidos de pagarlos y un incremento importante a los mismos.

Es necesario reivindicar que los trabajadores organizados somos sujetos de derecho, debemos participar en la definición de políticas públicas, modelos de desarrollo, control del estado, ser sujetos sociopolíticos-sindicales transformadores de la sociedad.

El desafío es poner el trabajo como un valor esencial, como se demostró durante la pandemia, cuando los corporativos exigieron al gobierno que los trabajadores de las maquiladoras regresaran a trabajar, sin importarles la vida de ellos, pues el ejército de reserva es tan grande que para ellos somos desechables.

Debemos trascender del sindicalismo tradicional, burocratizado que se limita a ser gestor y administrador de los CCT, nuestra disputa ideológica es contra el modelo de desarrollo vigente, que tiene al individualismo y la competencia como sus bases. Si el poder que estamos enfrentando es un poder hegemónico, la respuesta de los trabajadores debe ser mundial, debemos cambiar el equilibrio del poder, partir del reconocimiento de que los sindicatos son necesarios para lograrlo. Los trabajadores debemos identificarnos como el sujeto social capaz de transformar la historia, es necesario organizarnos desde abajo, buscar nuevas formas de organización. Las luchas aisladas nos pueden dar pequeñas victorias, pero sólo las luchas unitarias, nos pueden permitir lograr la correlación de fuerzas necesaria para lograr la transformación, es decir, Debemos construir poder sindical. Por lo anterior, la solidaridad de clase debe ser uno de los pilares del nuevo internacionalismo, solos no podemos, la unidad obrero-campesina-popular, es decir el poder popular es el que nos llevará a la victoria.

En la Asamblea Sindical Mundial, hubo una serie de propuestas que hablan incluso de llegar a una huelga mundial, sería la primera huelga mundial en la historia, y aunque apenas es un esbozo de proyecto, habla de que se está avanzando en un proceso unitario a escala mundial que nos da esperanzas de avanzar en la lucha para lograr un mundo más justo.

Sí, ¡¡el presente es de lucha!! pero ¡¡el futuro es nuestro!! ¡¡Ni un paso atrás!! ¡¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!!

Fraternalmente

Ing. Silvia Ramos Luna

Secretaria General de la UNTyPP