Un año más de conmemorar nuestra digna rabia, que, a pesar de las restricciones, el virus, su economía y lo que se les ocurra, no nos quedaremos callados, este momento que desnuda ya el desarrollo que tanto nos pregonaron, el progreso que tanto ensalzaron los políticos de este país.

La pandemia tuvo que demostrar y enseñar toda la verdadera y cruel problemática que viven hoy los trabajadores de cualquier índole, y de cualquier parte del mundo y que cabalmente partidos, ciertos sindicatos y ciertos empresarios fingieron demencia todo este tiempo como los administradores que han pasado por este inocente país, tanto los revolucionarios de las culpas como los de la docena trágica que tanto siguen pregonando sus avances y los otros...

No les bastó que en todos estos años hemos sido engañados, burlados, nos han “ofertado” (ofrecido en venta) con su cumulo de “estados de derecho”, como activo para empeñar, vender y comercializar nuestro territorio dejándonos en una precariedad social que nadie de estos espléndidos políticos asume como su responsabilidad y, en esta situación, aún se burlan algunos de las restricciones.

Hoy todos se jactan de dar recetas para paliar la crisis, criticar recomendar, todos los sectores que según mueven este país, como si sus antiguas aportaciones hubieran funcionado para darles un buen vivir a todos los ciudadanos, otra vez olvidando que solo han servido para enriquecerse más a costa de nuestra pasividad y falta de conciencia.

Los trabajadores exigimos un cambio radical al retornar a su “normalidad”, esa “normalidad” que tanto daño ha hecho, esa “normalidad” que se ha encargado de esconder el severo y continuo desmantelamiento de los pocos derechos laborales que aun salvamos y que solo han servido para esconder las porquerías del desarrollo neoliberal que han ocultado en todos estos años.

La “normalidad” debe de tener otra faceta, sus políticas que tanto pregonan tiene que dar a todos los trabajadores un nuevo comienzo d á n d o l e s u verdadero valor como ser humano.

Los trabajadores debemos comprender que el progreso que tanto nos restriegan, solo les sirve a ellos allá arriba y se tiene que detonar un actuar para voltear a ver otras opciones en colectividad, cooperando entre nosotros, o seguiremos hundidos en la esclavitud moderna.

Hoy no podremos salir a las calles a exigir nuestra justa demanda, pero podemos plantear desde otras trincheras que su “normalidad” no es la misma para todos y no debe continuar el gobierno sin escuchar a los trabajadores de este país.

 

LOC (Trabajador automotriz)