La huelga de los trabajadores estadunidenses de GM tuvo repercusiones directas en México, pues la armadora cerró el primero de octubre la planta en Silao, Guanajuato, donde 6 mil trabajadores fueron despedidos temporalmente.
En la planta de Ramos Arizpe, Coahuila, el 18 de octubre se detuvo la producción del vehículo utilitario Chevy Blazer por falta de piezas procedentes del país vecino.
GM de México confirmó que reinicia actividades de forma paulatina en los dos complejos que se encontraban en paro técnico a causa de la huelga en Estados Unidos.
Las consecuencias en México fueron: la falta de insumos y sus plantas debieron asumir un “paro técnico” que reveló el papel subordinado del país en esta cadena global, según declaró el economista mexicano Humberto Juárez a la agencia de prensa Sputnik.
“La huelga inició muy combativa después de 12 años que no se veía una en la empresa General Motors y en Estados Unidos”, dijo Juárez, especialista en el sector automotriz y catedrático de la Benemérita Universidad de Puebla (BUAP). A su juicio, la paralización fue “importantísima para el movimiento sindical porque tenía rato que la Dirección Nacional de UAW, particularmente el Sindicato de General Motors, no endurecía las peticiones al grado que la empresa no aceptó sus propuestas”.
Para Huberto, a pesar del descenso en el consumo de automóviles en favor de las camionetas o light trucks, General Motors tuvo utilidades por 8.100 millones de dólares en el último año, dato que muestra la capacidad que tiene la empresa para hacer frente a los pedidos de los 46.000 trabajadores que se unieron a la huelga en 31 fábricas de EEUU.
¿Qué pedían los trabajadores de GM?
Los temas principales que desataron la huelga fueron cuatro, según Juárez:
• Mejoras salariales de los empleados que ganan menos de 20 dólares la hora, exigiendo que el período de ajuste salarial pase de 8 a 4 años para equipararse a los 30 dólares promedio de los trabajadores de más antigüedad; (logro parcial)
• Prestaciones de salud “asequibles”; Estatus temporales y seguridad en el empleo, que reduzca el peligro de un trabajador a ser despedido al fin de su contrato, por lo que reclaman que se quite la temporalidad de los contratos de los nuevos trabajadores; (no aceptó la empresa)
• Inversiones en las plantas de GM en Estados Unidos. General Motors respondió a estos reclamos ofreciendo inversiones de 7.000 millones de dólares en sus ocho plantas en EEUU, con el cierre de 3 y una propuesta para mejorar salarios e incentivo. La empresa se lamentó ante la “radicalidad” del sindicato, subrayó el economista.