Judith Chaffee*

Aprecio la invitación que me hicieron Huberto Juárez y Ricardo Landa para participar en esta conversación sobre el libro de Uriel. Mas aún aprecio el cuidado puesto en la edición del libro, una excelente compilación de los textos publicados por Uriel en diferentes momentos de las últimas dos décadas en El Zenzontle. Leer los textos me hizo recordar las largas conversaciones con el amigo que fue nuestro maestro y colega en una extraordinaria etapa en la vida del CESDER, donde creamos el Centro de Formación y Capacitación Alfarero, ahora Centro de Estudios Alfareros.

En primer lugar, necesito compartirles que el libro es fácil de leer, muy entendible por quienes se acercan por primera vez a temáticas contemporáneas de análisis económico/político desde la perspectiva crítica, pero también para quienes quieran dialogar sobre problemas actuales del capitalismo. Incluso me atrevo a decir que la frescura de la redacción podría bien ser útil para quienes quieren aprender a escribir de manera que los no-académicos los puedan leer. Escribir con sencillez y profundidad es más difícil que lo otro.

Cada breve ensayo contiene contexto histórico, análisis con referencia teórica, correlato en la implicación política y la mirada de quien entiende la dimensión humana. Todos los ensayos concluyen con la convocatoria a la lucha. Siempre entendiendo que el papel del científico es el ejercicio de la práctica de la transformación de la realidad, no el de simplemente contemplación de la misma.

Una de las problemáticas que fue motivo de constantes conversaciones con Uriel fue el de las conciencias. ¿Cómo se forman hoy en día las conciencias, especialmente las de los jóvenes (Uriel tenía una predilección por las mentes de los jóvenes, quienes lo asombraban)? ¿Cómo son atrapadas? ¿Cómo se forma el cerco que nos convierte en prisioneros? ¿Es la misma problemática la que se vive en el mundo rural y el urbano? ¿Son las mismas condiciones las de las mujeres que las de los varones?… todo esto para insistir que el campo de batalla en el capitalismo contemporáneo era el de la ideología. Escribió mucho sobre la formación del consumidor como resultado cultural del capitalismo contemporáneo. Cómo desde las ideas del “progreso”, se iba moldeando una narrativa y expectativa del “querer ser” que iba condicionando la forma en que vivimos la vida, siempre insatisfechos pues el punto de llegada siempre es inalcanzable.

Por el lado de las narrativas que explican o moldean las nuevas formas de relacionarnos entre personas siempre había una justificación que naturalizaba el egoísmo, la traición y el sacar ventaja a cualquier costo. Incluso la forma en que las definiciones de los seres humanos como egoístas por naturaleza, se formaban como parte del aprendizaje científico en las universidades y sobre todo en las escuelas de economía. Estos razonamientos con el tiempo se convierten “sentido común”, y muy difíciles de enfrentar cuando se busca una transformación social más igualitaria, menos opresiva.

Hubo momentos en que se decía que la matriz cultural nos protegería, pero la corrosión está. Compartimos en diferentes momentos cómo entre los diferentes jóvenes en el medio rural (no digamos del medio urbano) ya escuchábamos las frases de “…el que no arriesga no gana” “…el pez grande se come al pequeño” entre los jóvenes y no tan jóvenes. Frases completamente contradictorias con las bases culturales de sus pueblos. Ojo: las frases no son aprendidas desde quienes están entendiendo o estudiando los discursos de sus opresores para desarrollar estrategias políticas, sino quienes desdeñan a sus pueblos porque pareciera que la condición de pobreza en la que viven es culpa de su atraso. El atraso siempre usado por las culturas urbanas eurocéntricas como explicación/justificación de la desigualdad imperante.

Así Uriel explica parafraseando al pensamiento marxista “Mientras el proletariado piense como burgués las condiciones de la lucha serán extremadamente difíciles.” (p.142)

Pero el análisis nunca quedó allí siempre estaba cuestionando: ¿Cómo revertir la situación? ¿Cómo enfrentar la batalla ideológica? ¿Cómo disputar, desde la lucha social a las mentes y los corazones de los jóvenes? ¿Cómo seguir en la búsqueda de un mundo mejor? Sin los efectos perversos de la contaminación y la explotación desmedida de la naturaleza, el hambre y la tremenda desigualdad, las formas modernas de los racismos históricos…

Para nosotros la respuesta siempre está en la conversación sincera abierta, siempre se aprende. En la conversación con Ustedes.

 

*Conversatorio sobre el libro “Capital depredador y rebelión” de Uriel Aréchiga, Facultad de Economía de la BUAP, 24de octubre de 2019.