Diego Olivera Evia / Barometro Internacional

 

Nos parece importante mostrar un análisis del fascismo desde el ángulo de la retórica humana y social Leonardo Boff, ex presbítero y luchador social.

Donde plantea en un parte de un trabajo que el fascismo nació y nace dentro de un determinado contexto de anomia, desorden social y crisis generalizada. Desaparecen las seguridades y las órdenes establecidas se debilitan. La sociedad y los individuos tienen dificultades para vivir en tal situación. Científicos sociales e historiadores como Eric Vögelin (Orden e Historia, 1950, reedición en 2001; L. Götz, Entstehung der Ordnung 1954, Peter Berger, Rumor de Ángeles: La sociedad moderna y el redescubrimiento de lo sobrenatural, 1973), mostraron que los seres humanos poseen una tendencia natural hacia el orden. Allí donde llegan crean pronto un orden y su hábitat. Cuando desaparece se usa comúnmente la violencia para imponer cierto orden sin el cual no se forma la cohesión social de la convivencia.

El nicho del fascismo encuentra su nacimiento en este desorden. Así al finalizar la Primera Guerra Mundial se generó un caos social, especialmente en Alemania e Italia. La salida fue la instauración de un sistema autoritario, de dominación, que monopolizó la representación política, mediante un único partido de masas, jerárquicamente organizado, enmarcando todas las instancias, la política, la economía y la cultura en una única dirección. Esto sólo fue posible mediante un jefe (el Fürher en Alemania, el Duce, en Italia) que organizó un Estado corporativista autoritario y de terror.

Como legitimación simbólica se cultivaban los mitos nacionales, los héroes del pasado y antiguas tradiciones, generalmente en un marco de grandes liturgias políticas, inculcando la idea de una regeneración nacional. Especialmente en Alemania los seguidores de Hitler se llenaron de la convicción de que la raza alemana blanca era “superior” a las demás, con el derecho de someter e incluso de eliminar a las inferiores.

La palabra fascismo fue usada por primera vez por Benito Mussolini en 1915 al crear el grupo “Fasci d’Azione Revolucionaria”. Fascismo se deriva de un haz (fasci) de varas, fuertemente amarradas, con un hacha al lado. Una vara puede ser quebrada, un haz, difícilmente. En 1922/23 fundó el Partido Nacional Fascista que perduró hasta su derrocamiento en 1945. En Alemania se estableció en 1933 con Adolfo Hitler, que al ser nombrado canciller creó el Nacionalsocialismo, el partido nazi que impuso al país una dura disciplina, vigilancia total y el terror de Estado.

El fascismo se presentó como anticomunista, anticapitalista, como una corporación que supera las clases y crea una totalidad social cerrada. La vigilancia, la violencia directa, el terror y el exterminio de los opositores son características del fascismo histórico de Mussolini y de Hitler, y en el neofascismo la violencia también está presente.

El fascismo no ha desaparecido totalmente nunca, pues siempre hay grupos que, movidos por un arquetipo fundamental, buscan el orden de cualquier forma. Es el neofascismo actual. Hoy en Brasil hay una figura más hilarante que ideológica que propone el fascismo, y en nombre del cual justifica la violencia, la defensa de la tortura y de los torturadores, de la homofobia y otras desviaciones sociales. Siempre, en nombre de un orden a ser forjado, contra el actual desorden vigente, usando violencia.

El fascismo siempre ha sido criminal. Creó la Shoa (eliminación de millones de judíos). Utilizó la violencia como forma de relacionarse con la sociedad, por lo que nunca pudo ni podrá consolidarse por largo tiempo. Es la perversión mayor de la sociabilidad humana. En Brasil no será diferente. Pero aquí no tendrá posibilidades de imponerse.

Esta nota muestra la realidad del fascismo en el modelo de Mussolini y el de Hitler, enfermos por el poder crearon el dominio en Europa, África y parte de Asia, asesinando a millones de judíos y pueblos de Europa, pero lo llamativo y tenebroso es el papel de Hoy de el Estado Israel, dominados por el sionismo una variable semítica atacando y masacrado a los palestinos y en mayoría a los niños, como las declaración de una diputada Sionista, el asesinato en masa de las madres palestinas.

Lo que muestra una vez más que el sionismo es un brazo del fascismo, siendo estas acciones una guerra contra Siria, contra el Líbano, impulsar acciones contra Irán, para apoderase EEUU y el sionismo del estrecho de Ormus, todos estos hechos son parte de un mundo, dividido un capitalismo terrorista, donde las trasnacionales y EEUU son los mayores terroristas contra la humanidad y sociedad humana.

Diego Olivera es periodista y Analista Geopolítico. Fragmento dee https://barometrolatinoamericano. blogspot.com/2019/08/la-inmoralidad-de-la-burguesia-y-el.html