¡Descrecimiento o colapso!


Por Miguel Valencia Mulkay


Cotidianamente, las escuelas, las universidades, las grandes televisoras y estaciones de radio y los gobiernos celebran las nuevas tecnologías, exaltan sus ventajas y beneficios. Cada año producen una gran cantidad de noticias, videos, imágenes, programas, documentales, sobre las innovaciones tecnológicas y sobre "la sociedad del conocimiento" que se nos viene encima. Quieren fortalecer el fervor, la devoción y la pasividad de la sociedad frente a estas revoluciones conservadoras. Piensan que todos debemos participar en el proyecto tecnológico de la sociedad industrial. Por ello, sus representantes se muestran embelesados con el nuevo Ipad, zoom o software, los últimos drones, la convergencia de las tecnologías, la quinta generación (5G), los autos eléctricos sin chofer, la edición genética. Se maravillan de los millones de vidas que se dice salvarán las células madre y otras innovaciones médicas y de las posibilidades de colonizar Marte.

Los gobiernos, los legisladores, las universidades, los investigadores en ciencia y tecnología y, por supuesto, los grandes empresarios, sólo quieren ver los "beneficios de la ciencia y la tecnología". Fomentan la fe ciega en la ciencia y la tecnología, en la "solución" de todos nuestros males, incluyendo aquellos que han sido creados por la misma tecnología o que no se han resuelto nunca ni se podrán resolver con tecnología. Profesan el moderno culto a la ciencia y la tecnología.

Quieren que ignoremos los resultados del avance tecnológico: los aires cancerígenos que respiramos, los alimentos chatarra que nos ofrecen los supermercados, las radiaciones electromagnéticas que reciben nuestros cuerpos cada segundo; el tsunami de basura que invade nuestras calles; el crecimiento imparable de la pavimentación; la rápida desaparición de los bosques y las selvas; los ríos, lagos, manglares y humedales saturados de venenos y desechos industriales; las islas de plástico en los mares; la muerte de los corales; la desaparición de los glaciares; los incendios forestales y los huracanes sin precedente; la sexta extinción de las especies vegetales y animales.

Desean que olvidemos las elevadas cifras de muertes que se registran por las enfermedades "creadas por el hombre"[1], como los canceres provocados por los pesticidas, los COP o Contaminantes Orgánicos Persistentes, los radioisótopos y muchos otros productos químicos que respiramos o comemos diariamente o, como la diabetes, las cardiovasculares, las respiratorias o diarreicas, así como la obesidad, el consumo diario de medicamentos,  creadas por la tecnologización que nos rodea, o las innumerables muertes y discapacidades provocadas por los accidentes nucleares (Chernóbil y Fukushima) o, por los accidentes de transporte, de trabajo u hogareños. Nuestras casas y buena parte de las zonas rurales son ahora tan tóxicas como nuestras calles.

Pretenden que despreciemos la enorme destrucción climática y ecológica producida por el uso del auto, el avión y los trenes de alta velocidad; por la construcción de supercarreteras, grandes presas, trasvases de agua, ciudades industriales, torres, o vías rápidas elevadas; por los cultivos industriales de maíz, trigo, soya, aguacate, café; por el uso de celulares, computadoras, tabletas; por los servicios de salud, educación y diversión; por la actividad militar, policial y administrativa.

Ansían que nos desentendamos del negro historial de la tecnología: los gases letales de la primera guerra mundial; las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki; el napalm de la guerra de Vietnam; las minas antipersona de Cambodia, Angola, Bosnia, Colombia; la guerra electrónica realizada en Irak; los agroquímicos en nuestros alimentos; la introducción de los OGM y las semillas transgénicas.       

Desean que ignoremos las depresiones, las bipolaridades, las angustias, las esquizofrenias, las psicosis, las toxicomanías (drogas, alcoholes, juegos de azar, y de dinero), el stress, los desórdenes alimentarios, las sociopatías: déficits de atención que se desarrollan, a causa de las nuevas tecnologías. Que olvidemos el desempleo, la pobreza, el relajamiento de los lazos sociales, la muerte de los colectivos y las comunidades generados por la tecnología que a su vez se relacionan con las muy altas tasas de suicidio.   Quieren que ignoremos la violencia multiforme que crea el ambiente tecnologizado que vivimos (explotación económica, agresión publicitaria, embrutecimiento digital, televisivo y transportista, diversiones alienantes, contaminación visual y sonora), como las nuevas formas de gerenciar, el acoso sexual, las violaciones y feminicidios, la pederastia, el bullying o acoso escolar, la violación de la intimidad, la vigilancia y el voyerismo generalizados[2].

A causa de la tecnología se disparan las cifras de drogadictos, asesinatos, desaparecidos y migrantes indocumentados. Se multiplican las guerras del agua, del petróleo, de los metales, las epidemias, las pandemias y las catástrofes biogenéticas. Se ha creado el colapso del clima, la biodiversidad, los acuíferos, el ambiente. La tecnología(neurobiología) prepara muletas psicosociales, para que el homo economicus pueda sobrevivir al desquiciamiento mental y se apresta a crear el "nuevo hombre" modificado genéticamente, liberado de la sexualidad y de la desagradable procreación y el cuidado maternal. A pesar de la bioética, habrá pronto especies y subespecies humanas. El "desarrollo personal" y el "coaching" nos han enseñado a valorizarnos como capital. Se adopta el "constructivismo biológico", para la feliz transición hacia la historia posthumana, hacia el tratamiento químico de las pasiones humanas.         

La sociedad contemporánea se ha vuelto extremadamente tecnológica cuyo factor determinante ya no es el capital sino es, por un lado, la investigación científica y por otra, la aplicación de la ciencia bajo la forma de la tecnología. Estas actividades se han fusionado desde hace casi un siglo, para lograr la máxima producción de innovaciones- por medio de lo que se llama tecnociencia  o tecnificación de la ciencia y la cientifización de la tecnología, proceso que se logra en los grandes centros de investigación de países poderosos-, tales como: las bombas atómicas, los cohetes militares y espaciales, el glifosato, el internet, las computadoras personales, el Ipad, las manipulaciones genéticas OGM, la nanotecnología, el buscador Google, la inteligencia artificial, entre otras.

Desde hace muchas décadas, esta tecnociencia ha dejado de ocuparse principalmente de la creación de máquinas, para extenderse a todas las actividades humanas, por ejemplo, las técnicas para la organización de una sociedad, un grupo, una campaña; las técnicas psicológicas; las tecnologías para la vigilancia de los ciudadanos; para la manipulación de los deseos, las opiniones, las verdades, la información, las elecciones, la salud, la alimentación, las finanzas, el clima; para la creación de los sistemas de libre comercio, de seguridad, de salud, agroalimentarios,  educativos, y las guerras cibernéticas. Como lo advertía Iván Illich[3], al final del siglo XX termina la edad de los instrumentos que comenzó en el siglo XII e inicia la edad de los sistemas en la que el ser humano pierde la distancia frente a la tecnología y es devorado por ella; queda "en las garras del sistema", según Jean Robert[4]

En su gran trilogía consagrada a la tecnología, Jacques Ellul[5], expone cuatro proposiciones: Todo progreso tecnológico se paga. El progreso tecnológico crea más problemas de los que resuelve. Los efectos nefastos del progreso tecnológico son inseparables de los efectos favorables. Todo progreso tecnológico comporta un gran número de efectos imprevisibles. Aún más, la tecnología es potencialmente autoritaria, agota los recursos naturales y vuelve impensable el futuro. Describe la gran ambigüedad de la ciencia y la tecnología[6]: cada nueva tecnología aporta efectos positivos y efectos negativos, mezclados los unos con los otros y de los que no sabemos nada, son imprevisibles, pero, se puede tener la certidumbre que, si el crecimiento tecnológico continúa, crece el caos en el mundo. Y dice "la tecnología modifica profundamente el medio en el que se despliega y modela las personas que la utilizan... La tecnología no es ni buena ni mala, pero, sobre todo, nunca es neutral. Charbonneau afirma que lo que tomamos por neutralidad de la tecnología es nuestra neutralidad frente a ella...

Ellul advierte que la tecnología no se contenta de ser el factor principal o determinante, ella se vuelve sistema. Un universo que se construye a sí mismo en sistema simbólico. Ninguna persona ha tomado el comando del sistema tecnológico para arribar a un orden social o humano correspondiente. Se hacen las cosas por la fuerza de las cosas... la tecnología se desarrolla por su propia lógica, fuera de cualquier control humano... avanza por ella misma, por sus propios motivos, funciona con autonomía... La tecnología es por consecuencia causa sui, su propia causa, lo que hace de ella un trascendente, una nueva sacralidad que quita este lugar a la naturaleza destruyéndola y acostando cada año en el altar de sacrificios a millones de seres humanos. No es la tecnología la que nos pone a su servicio sino la sacralidad que transferimos a la tecnología. El fenómeno tecnológico contiene a la vez la idolatría y el mesianismo... No es la búsqueda de utilidades la que determina el uso de la tecnología sino el juego de la tecnoestructura... Autónoma con relación a la moral y la política, la tecnología lo es también con relación a la economía... La tecnología se realiza a sí misma.       

La ciencia y la tecnología nacida de las filosofías de Francis Bacon y Rene Descartes y de la creatividad de Leonardo y Galileo, tiene como propósito principal manipular la materia, con el propósito de hacer la guerra y ganar poder y dinero. Es una epistemología occidental que ve a la Naturaleza y al universo como un cuerpo a conquistar y someter, tiene una visión patriarcal, machista, sexista; una visión que aleja a los seres humanos de la Naturaleza, que destruye lo sagrado del mundo y con ello induce "el desencanto" de los seres humanos frente a la Naturaleza (Max Weber) que quiere ver el mundo como "sistemas" [7] La ideología del progreso se esconde detrás del culto a la ciencia y la tecnología. Dos terceras partes de los científicos que trabajan en los grandes centros de investigación de Estados Unidos, participan en desarrollos militares.[8]     

Los científicos y los gobernantes no aceptan que la ciencia y la tecnología sean el origen de daños inconmensurables a la sociedad, que puedan destruir la libertad y la autonomía de los seres humanos o que puedan producir amenazas existenciales como el colapso del clima, de la diversidad biológica o de la Paz en el mundo. No aceptan que la ciencia y la tecnología han fracasado en lo más importante: crear el Buen Vivir: reducir la violencia, las guerras y la destrucción de la riqueza natural y las culturas. No quieren admitir que las innovaciones tecnológicas que se introducen en gran escala, con el fin de ganar guerras o ganar poder o dinero, como los son la gran mayoría de las que produce la tecnociencia mundial, son enemigas de los seres humanos y la Naturaleza.

Es imperativo fortalecer la resistencia contra la tiranía tecnológica tanto en lo individual (tecno ayuno) como en lo colectivo (creación de la alternativa post tecnológica)

31 de octubre de 2020

 

 

[1] Dominique Belpomme, Ces maladies créées par l'homme, Albin Michel, Paris, 2004

[2] Paul Ariès. Décroissance ou barbarie. Golias 2005 Vers un effondrement de la personne humaine

[3] Jean Robert- L'Etá dei sistemi, nel pensiero dell'ultimo Illich, Hermatena, Riola Boloña, 2019

[4] William Ray Arney, A place to Dwell, La Mirada Invertida, Homenaje a Jean Robert, mayo 2007

[5] Jacques Ellul, La Technique, ou l'enjeu du siècle. Le Système technicien, Le Bluff technologique. 1954-1987

[6] Bernard Charbonneau & Jacques Ellul, Jean Bernard- Maugiron. Penser globalement, 2017, This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

[7] Martin Heidegger "The Age of the World Picture" The Questions concerning technology and other essays, 1977

[8] Maggie Shou, Climate Justice Now! Klimaforum 10, Cancun.
 
 
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Miguel Valencia Mulkay
ECOMUNIDADES,Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México
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